EFE.- El escaso volumen responde, según explicaron hoy fuentes de la Agencia nipona de Pesca a la cadena pública NHK, al acoso al que sometieron los grupos ecologistas a la flota nipona.

Sin embargo, la cifra es más del doble comparada con la campaña pasada, en la que la asociación Sea Shepherd presionó aún más a los balleneros nipones.

En esta ocasión, los barcos japoneses zarparon el pasado mes de diciembre del puerto de Shimonoseki (suroeste) y llevaron a cabo la campaña durante unos dos meses y medio.

Este era uno de los dos programas con fines científicos que Japón llevaba a cabo hasta que el pasado 31 de marzo la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó a Japón revocar los permisos de caza de ballenas en la Antártida por no ajustarse a los «fines científicos» exigidos por la legislación internacional.

El país asiático ha anunciado que acatará el fallo, que solo afecta a este programa.

De momento, mantendrá su campaña de captura de ballenas con fines científicos en el Pacífico Norte, además de seguir pescando con fines comerciales especies más pequeñas de cetáceos, incluidos defines, en sus costas.

Además, el ministro nipón de Pesca, Yoshimasa Hayashi, no ha descartado la posibilidad de que en el futuro Japón proponga un nuevo programa científico, cuyas características difieran de las actuales, para pescar en la Antártida.

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