Las diferentes intervenciones han mostrado toda la diversidad de los modos de cría de las aves en Europa y, a través de ejemplos de casos españoles, se ha puesto de manifiesto que la avicultura rural es un medio para mantener la agricultura familiar en los territorios europeos: menos exigente en inversiones que la avicultura intensiva, favorece el desarrollo rural sostenible de las pequeñas explotaciones agrícolas y el mantenimiento de tejido rural vivo aportando una renta complementaria a la economía familiar.

      Sin embargo, los productores de aves rurales se enfrentan a dificultades relacionadas con una normativa sectorial que no siempre está lo suficientemente adaptadas a sus características: “¿una persona que cría una pequeña cantidad de aves tiene que respetar las mismas normas que las aplicadas a la industria?”, según señalan en una nota de prensa.

      María Pittman, de la Comisión Europea, y Esther Herranz García, diputada europea, explicaron que de hecho la normativa europea prevé la suficiente flexibilidad de aplicación, y que son los Estados Miembros quienes deben desarrollarla para hacer posible la actividad de los pequeños operadores.

      Así, los asistentes han puesto de manifiesto que en España la autorización de los pequeños mataderos locales permitiría una gran producción de aves rurales de calidad diferenciada para comercializar directamente a los consumidores en un circuito corto de venta. "Una actividad que motiva a los agricultores europeos y satisface a los consumidores", han destacado.

      La asamblea ha finalizado con la conclusión de que la avicultura rural se caracteriza por englobar producciones en las que se desarrolla una unión social fuerte entre hombre, animal y territorio. Esta "enraíza al hombre, como productor y como consumidor, con su tierra. Provee de productos avícolas no banalizados, de alta calidad organoléptica y cargados de valores que, además, pueden contribuir decisivamente a una mayor consideración de todos los productos avícolas", se afirma en la nota de la Asamblea General.

      Por último destacan que estas diferencias tienen que ser conocidas por el consumidor y para eso el control del etiquetado ha de facilitar una buena ordenación del lineal, de manera que los nombres comerciales, las menciones de los modos de producción, la alusión a las características del producto, han de ser claras y controladas. "El control en la producción y una correcta aplicación de las normas de etiquetado son claves para que los consumidores puedan elegir con libertad", concluyen.

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