La Comisión de Bruselas sigue barajando posibilidades para la futura PAC que entrará en vigor en teoría a partir de 2020. Y entre las posibilidades que hay sobre la mesa tiene previsto estudiar una redistribución de las ayudas directas, dirigiéndolas a las explotaciones más pequeñas y las más respetuosas con el medio ambiente. Esta medida lo que busca es mantener en la medida de lo posible el mayor número de ayudas, en detrimento de las grandes explotaciones, ante la revisible rebaja del Presupuesto europeo tras el Brexit.

Esta es una de las cinco opciones que Bruselas está evaluando en su estudio de impacto sobre la futura PAC, que podría estar listo para finales del verano. Es un documento que precederá a su Comunicación sobre la PAC post-2020, prevista para el otoño, que da idea de algunas de las orientaciones sobre las que está reflexionando el equipo del comisario de Agricultura, Phil Hogan, según recoge agropular.com.

Esa opción recoge asimismo el establecimiento de un límite al importe en pagos directos que puede recibir una explotación. Hay que recordar que en las últimas reformas de la PAC la Comisión Europea ha intentado siempre introducir ese techo de ayudas con el fin de favorecer un mayor reparto de las mismas entre beneficiarios. Sin embargo, su aplicación con carácter obligatorio siempre ha chocado con la oposición de una mayoría de Estados miembros.

No se descarta la posibilidad de que sean los Estados o las propias regiones las que tomen decisiones sobre las ayudas

Sin embargo, con la marcha del Reino Unido y el anunciado recorte del Presupuesto agrícola, ahora considera que la medida tiene más posibilidades de salir adelante, ya que cuenta con el apoyo del Parlamento Europeo, que tiene poder de decisión en estas cuestiones.

Otra de las opciones ante la futura PAC cuyo impacto se evalúa se centra en los incentivos por los servicios medioambientales que aporta la agricultura y por su esfuerzo en la lucha contra el cambio climático. Bruselas estudia asimismo si los apoyos dirigidos a integrar mejor las nuevas tecnologías contribuirían a simplificar y a modernizar los controles.

Por último, desde un punto de vista meramente teórico, el estudio de impacto evalúa la opción de mantener la legislación actual tal cual y la opción de eliminar totalmente la PAC.

De fondo, la Comisión Europea quiere evaluar el impacto que tendría conceder más subsidiariedad a los Estados miembros, a las regiones y, sobre todo, a los propios agricultores, dejando en sus manos más decisiones.

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