La principal conclusión del texto es que las cooperativas "juegan un importante papel para ayudar a los granjeros a capturar una mayor proporción de valor añadido en la cadena de suministro de alimentos".

    El trabajo pone de manifiesto que las cadenas de suministro agroalimentario se caracterizan en general por desequilibrios en las negociaciones entre los agricultores y sus socios, de forma que las cooperativas resultan "clave" para reforzar la capacidad de negociación de los productores.

    En cualquier caso, advierte de que el poder de las cooperativas frente a los comerciantes minoristas "tiende a seguir siendo limitado".

    Según indica el informe, los esfuerzos por fortalecerlas "conducirán, con probabilidad, a más fusiones entre cooperativas".

    En ese caso, considera necesario contar con definiciones legales de las organizaciones de productores, así como con medidas de apoyo "que no resulten discriminatorias para grandes cooperativas".

    Por otra parte, el estudio afirma que el proceso de crecimiento de esas asociaciones "suele estar acompañado de cambios en la relación entre las cooperativas y sus miembros".

    "Los cuadros directivos de las cooperativas deberían entonces ser conscientes del riesgo que entraña el crecimiento en lo que se refiere al control de los miembros", concluye.

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