EFE.- Hahn visitó la ciudad de Obrenovac, el suroeste de Belgrado, todavía parcialmente bajo el agua, así como una importante central termoeléctrica y otras zonas afectadas por las peores inundaciones en más de un siglo en Serbia.

«No puedo ni imaginar cómo era la situación hace unos días si ahora que ha mejorado es así», declaró Hahn en Obrenovac, citado por los medios locales, al ver las dimensiones de las catástrofe.

«Serbia podrá contar con (la ayuda de) Europa también en el futuro, no sólo hoy y mañana», dijo Hanh, y señaló que ese país candidato al ingreso comunitario podrá solicitar ayuda de los fondos europeos de solidaridad.

De las 32.000 personas evacuadas en Serbias por las riadas, 25.000 son de Obrenovac.

Este país contará con la ayuda de los expertos europeos en la evaluación de los daños, para que se establezcan las cifras exactas e identifiquen las prioridades, y las autoridades serbias anuncian unas primeras estimaciones para el próximo día 30.

Los daños en Serbia se prevén enormes, sobre todo en el sector de la energía y la agricultura, así como en las infraestructuras, y según los ministros serbios podrían alcanzar mil millones de euros.

Serbia, Bosnia y Croacia, los países afectados por las riadas devastadoras en las dos semanas pasadas, han empezado a volver a la normalidad con las tareas centradas, ante todo, en prevenir las epidemias.

Mientras, se mantiene la alerta en las zonas todavía inundadas donde el poderoso caudal del río Sava, aunque remite ligeramente, todavía es una amenaza en algunos puntos para los terraplenes de defensa.

Un problema grave suponen los cientos de desplazamientos de tierras y barros en Serbia y Bosnia, que también han causad daños a casas y carreteras.

En Bosnia todavía hay zonas inundadas en el norte, en torno al Sava, y el agua sigue remitiendo con lentitud.

Se están aplicando medidas epidemiológicas como la desinfección, desinsectación y desratización para evitar brotes de enfermedades infecciosas, y se están eliminando miles de cadáveres de animales, que han empezado a descomponerse.

En el este de Croacia también hay zonas todavía bajo el agua, en torno al Sava, y las autoridades sanitarias advierten del peligro de infecciones aunque aseguran que la situación está bajo control.

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