La escasez de precipitaciones y las temperaturas tan altas convierten esta cosecha en especialmente negativa con unos rendimientos muy bajos, especialmente en secano.

     Hay que tener en cuenta que la superficie de girasol esta campaña en Castilla y León ha descendido desde las 293.243 hectáreas del 2013 a las 254.000 hectáreas del 2014, con una producción sensiblemente inferior esta campaña respecto a la anterior.

     Resulta especialmente negativo este dato, teniendo en cuenta que este cultivo resulta importante no sólo a nivel agronómico sino también desde el punto de vista económico, ya que el valor de una cosecha normal en tierras castellanas y leonesas supone un complemento fundamental para la rentabilidad de las explotaciones familiares.

    Sin embargo, pra la organización agraria, "la incertidumbre y bajos precios que llevamos sufriendo en las últimas campañas hacen que se esté reduciendo muy severamente la superficie sembrada en nuestra región. Y eso, a pesar de las buenas cualidades del girasol para alternar con los cereales evitando el monocultivo, y manteniendo las tierras en condiciones que eviten la erosión, añadiendo materia orgánica  que hacen de él desde el punto de vista agronómico un cultivo muy interesante".

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