Este veredicto abre la puerta a un segundo juicio o a una negociación con la familia, explicó al abogado, para decidir la parte que le corresponde a su cliente. En ausencia de testamento, ésta podría heredar la mitad de todo.

   Al conocer la decisión de la juez, Reguera sintió "mucha alegría", según Osuna. Más que el dinero, afirma, se alegra de ver así reconocida "una situación que duró 12 o 13 años, una historia de amor entre dos personas y el reconocimiento a esa unión amorosa que hubo y fruto de este amor nació ella", agregó.

   La madre de Sofía tenía 21 años cuando se enamoró del hijo de sus patrones, que tenía su edad.

   Él también la quería, "eso lo han dicho todos los testigos", afirma el abogado, asegurando que cuando Sofía era niña su padre iba asiduamente a verla a la salida del colegio. Sin embargo, su familia impidió que se casaran debido a la "diferencia social".

   Bruscamente, cuando Sofía tenía "ocho o diez años", todo contacto cesó con su padre, quien se había casado. Fue necesario "un proceso largo de cinco años" ante la justicia, "con muchas dificultades" para que la filiación fuese reconocida, afirma Osuna.

   Según el abogado, la juez aludió incluso a la "mala fe" de la familia en su veredicto, ya que hizo incinerar los restos del padre de Sofía poco después que ésta iniciase sus pesquisas.

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