El índice de prevalencia de la tuberculosis bovina en Andalucía se incrementó casi 1,5 puntos en 2016 con respecto al año anterior, pasando del 15,7 por ciento en 2015 al 17,1 por ciento en la última anualidad. Para la Junta andaluza, esto es debido no a un agravamiento de la situación, sino a la intensificación de los controles.

Así lo ha dado a conocer este miércoles 29 el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Pedro Pascual Hernández, durante la inauguración de la III Jornada Técnica de la Asociación para la Defensa y Conservación de la Dehesa ‘Encinal’, desarrollada en el marco del proyecto Life Biodehesa y en las que se ha abordado el escenario actual, posibles soluciones y las medidas e hitos de la vigilancia y el control de esta enfermedad animal.

Un proyecto piloto de la UE permite el traslado a cebaderos de aquellos terneros sanos de explotaciones con positivo

Por lo que respecta a la incidencia individual (animales contagiados detectados), ha indicado que en la comunidad autónoma, con un censo de unas 550.000 cabezas repartidas entre 6.500 explotaciones ha quedado fijada en el último ejercicio en el 2,1 por ciento.

Pascual ha puesto de relieve que el aumento de la prevalencia global no se debe a un agravamiento de la situación, sino a que la intensificación de los controles y la mejora de la sensibilidad de los medios de diagnóstico «nos han permitido tomar una panorámica más exacta de la realidad y que la afrontemos, por tanto, de un modo más eficaz».

Por ello, ha señalado que la Junta de Andalucía confía en que el «trabajo conjunto» de todos los agentes implicados, desde la Administración hasta las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG) y el propio sector, así como de todos los actores comprometidos con la salvaguardia de un ecosistema esencial en términos ambientales y económicos como la dehesa, «atajará el problema de la tuberculosis bovina».

El programa andaluz de erradicación de la tuberculosis bovina ha incorporado desde 2016 una serie de medidas adicionales de control aplicables tanto al ganado en sí como a las especies silvestres que actúan como vectores de la patología, tales como el ciervo o el jabalí.

Esto se suma a actuaciones específicas como la puesta en marcha de acciones informativas, formativas y divulgativas para ganaderos y veterinarios y a la introducción de otras mejoras como el desarrollo de un proyecto piloto por el que la Unión Europea (UE), en respuesta a las propias demandas del sector, ha autorizado el traslado a cebaderos de aquellos terneros sanos (menores de ocho meses) de explotaciones que presenten algún caso positivo.

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