“La causa principal de esta discriminación –apunta el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado– no es otra que la pretendidamente nueva PAC ha nacido más vieja que nunca. En otras palabras, que tras más de cincuenta años y después de siete reformas de la política agraria toda una serie de cultivos como las hortalizas, los frutales o la mayor parte del viñedo siguen sin percibir ayudas debido a una decisión arbitraria y que implica un agravio comparativo respecto al resto de producciones agrarias que sí cobran ayudas”.

    Así las cosas, y durante el periodo de aplicación de la PAC, cultivos emblemáticos como las hortalizas de la Huerta de Valencia, como los caquis de La Ribera, el albaricoque de la Vall d´Albaida, el moscatel de Teulada o Turís, la alcachofa de Benicarló, las cerezas de la Montaña de Alicante o la mayoría de los viñedos de Utiel-Requena no percibirán pagos directos.

    Por otra parte, las cifras globales sobre la parte del presupuesto de la PAC asignado a España por Bruselas que va a destinarse a la Comunitat Valenciana hasta 2020 no sólo no auguran nada bueno, sino que corroboran esa discriminación a gran escala que denuncia AVA-ASAJA. No en vano, y de acuerdo con las estimaciones al respecto de esta organización agraria, de los 45.777,5 millones de euros que recibirá España por parte de Bruselas, a la Comunitat Valenciana sólo llegará el exiguo porcentaje del 2,8% de esa cifra global.

    Tampoco servirá para aliviar las negras perspectivas que la PAC dibuja para el campo valenciano el apartado de las medidas de mercado, puesto que la dotación se situará en torno a los 280 millones de euros para siete años con los que habrá que sufragar acciones tan decisivas como las retiradas de producción y la promoción. “Se trata de una cantidad irrisoria –lamenta Aguado– pero, en definitiva, lo que demuestra todo esto es que la PAC no ofrece las respuestas que esperamos los agricultores mediterráneos. Bruselas sigue aferrada a las viejas ideas de siempre y esas ideas no sirven porque ahondan las desigualdades entre agricultores de primera y de segunda categoría y prolongan un modelo obsoleto e ineficaz”.

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