Para añadir los sulfitos, los fabricantes utilizan un truco legal: denominar a su hamburguesa como "burguer meat". Explica que los sulfitos no son inocuos en cantidades altas, pero alguna de las hamburguesas analizada lleva el 90 por ciento de la Ingesta Diaria Admisible (IDA) de sulfitos para un niño, por lo que no debería tomar más sulfitos en ese día, ni añadir kétchup o mostaza.

    Otros parámetros analizados son la grasa, el aporte calórico y la sal. La mayoría de hamburguesas supera con creces el contenido de grasa de una pieza de carne vacuno. Algunos productos llegan a un 23 por ciento y un 25 por ciento, porcentajes claramente excesivos, según indica la OCU, puesto que a mayor contenido graso, menor contenido proteínico.

    La media de aporte calórico encontrado es de 200 calorías por cada 100 gramos de preparado de carne, por lo que a mayor contenido de grasa y mayor tamaño de la hamburguesa, aumentan las calorías.

    Respecto a la sal, la gran mayoría de las hamburguesas superan con creces el 1 por ciento, que la OCU entiende es excesivo y nada recomendable.

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