En esencia, responde a los mismos motivos que cuando Jaime I, en 1218, nombró el primer Justicia de Ganaderos, una institución que perduró durante siglos, pero los tiempos han cambiado y aunque hay propietarios que siguen haciendo el viaje a través de las vías pecuarias o cañadas con las que cuenta Aragón, la mayoría prefiere cubrir el viaje en camiones y llegar a los puertos en pocas horas.

     Según indica Enrique Novales, jefe de servicio de Recursos Ganaderos del Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón, trasladar el ganado supone un ahorro importante en su alimentación al no haber pasto suficiente en comarcas como La Hoya, Monegros o La Litera.

Un itinerario que no se puede cambiar


      Los ganaderos, agrega Novales, no tienen otro remedio que viajar a los puertos del Pirineo, en valles como Broto, Vio, Bielsa o Gistaín, y también a las sierras de Albarracín o Maestrazgo, en Teruel, a las que regresan en verano los ganaderos de estas comarcas desde comunidades vecinas más al sur donde han pasado un invierno menos frío.

     Este mes de junio se inician y completan los viajes del ganado del llano a la montaña, sobre todo ovino, y también de vacas nodrizas, aunque en mucha menor cantidad.

     Este año viajan, en su mayor parte al Pirineo, casi 231.000 cabezas de ovino, procedentes en su inmensa mayoría (casi 221.000) de explotaciones aragonesas, repartidas entre 754 movimientos perfectamente organizados y cuantificados desde el punto de vista sanitario.

     Así, siguen llegando a Aragón algunas expediciones de ganado ovino procedentes de otras comunidades autónomas, en concreto 31, en las que se agrupan cerca de 10.000 cabezas.

     En total, este año se producirán 785 movimientos de ganado a través de las vías pecuarias aragonesas y de camiones. Al final del periodo, 375 explotaciones aragonesas habrán realizado movimientos en dirección a los pastos. El volumen de vacuno que todavía acude a los pastos de verano es muy inferior, ya que aproximadamente se moverán casi 24.000 cabezas.

Una práctica en retroceso por su excesivo coste y sacrificio personal


      Enrique Fantova, veterinario de Oviaragón-Grupo Pastores, entiende que es una práctica que está en retroceso por costosa y por lo que significa de sacrificio personal, aunque la mantienen algunos de los ganaderos integrados en esta entidad -con unas 430.000 ovejas asociadas- como es el caso de algunas explotaciones de la Jacetania, Sobrarbe y la Ribagorza, que viajan a los puertos más cercanos, y también en algunas comarcas de Teruel.

    Para Fantova, la trashumancia, tal y como se ha entendido tradicionalmente, a la larga tiende a desaparecer y "más tarde o más temprano, el transporte se realizará en camiones", lo que requiere la misma guía sanitaria con la única diferencia que hay que cumplir con las reglas de bienestar animal en el transporte.

      Novales explica que un viaje desde una comarca oscense a uno de los puertos pirenaicos viene a costar entre 10 ó 12 días en trayectos de 20 ó 30 kilómetros diarios a través de las vías pecuarias o cañadas.

      Novales coincide con Fantova en que la trashumancia tradicional está en vías de retroceso, como lo está, en general, la cabaña ganadera, ya que desde 2005 hasta hoy el número de cabezas de ovino haya pasado de 2,4 millones a 1,4 en el conjunto aragonés.

      A pesar de todo, Aragón sigue siendo una potencia en ganado ovino o lanar solo superada por Castilla-La Mancha, Castilla-León y Extremadura, aunque en cabaña de vacuno, con unas 56.000 cabezas, está en una posición discreta en el ámbito nacional.

Aragón es también una potencia en vías pecuaria, ya que suma 13.775 kilómetros repartidos entre Zaragoza (4.723 kilómetros), Huesca (4.325) y Teruel (4.727). En total, casi 45.000 hectáreas de terreno tienen esta calificación.

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