Ambas partes estudiarán los nuevos objetivos de obligado cumplimiento para 2030 en materia energética y de reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) planteados por la Comisión Europea (CE).

     El pasado marzo, el ejecutivo comunitario presentó el llamado "Libro Verde" -documento para la consulta, que está abierta hasta el 2 de julio- y espera poder presentar a finales de año propuestas legislativas para un nuevo marco estratégico sobre clima y energía en 2030.

     Según Hogan, durante los próximos dos días los representantes comunitarios también mantendrán, por primera vez, "conversaciones sustanciales" sobre los efectos que tiene el uso de combustibles "no convencionales" sobre el suministro de energía, la competitividad y los precios.

     En este sentido, Irlanda ya se ha comprometido a sacar adelante el sistema europeo de comercio de emisiones (ETS, sus siglas en inglés), a pesar de que el Parlamento Europeo (PE) lo rechazó el pasado 16 de abril en una votación.

     El pleno del PE rechazó la pasada semana una medida encaminada a corregir temporalmente el exceso de derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2) -los permisos que permiten a la industria europea liberar gases de efecto invernadero- con el objetivo de subir su precio, desplomado por la crisis.

     Los responsables de Energía también abordarán la contribución de las "tecnologías inteligentes" a la "mejora del control del consumo de energía", así como la búsqueda de vías de "financiación para aplicar" la nueva directiva sobre eficiencia energética de la UE.

     Las nuevas normas obligan a la administración central de cada país a renovar un 3 por ciento de sus edificios con una superficie útil de más de 500 metros cuadrados (250 metros cuadrados a partir de julio de 2015) cada año para hacerlos más eficientes.

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