España es el primer país en número de colmenas y por tanto es el principal perceptor de las ayudas. A continuación se sitúan Francia (que recibirá unos 10,5 millones) y Rumanía (con unos 10 millones).

    Las subvenciones se destinarán a cinco objetivos: ayudas a la formación y asistencia técnica; lucha contra la varroosis; racionalización de la trashumancia; medidas de apoyo a los laboratorios de análisis de la miel; y colaboración con organismos especializados en investigación aplicada.

    Desde su creación, los Programas Nacionales Apícolas han contribuido al desarrollo, profesionalización y vertebración del sector.

    La Comisión Europea recordó que el sector de la apicultura en la UE se caracteriza por la diversidad de las condiciones de producción, así como de las prácticas existentes.

    Es un sector pequeño dominado por apicultores no profesionales que afronta importantes retos, debido en particular a la pérdida de colonias y a los problemas de salud que afectan a las abejas, que aumentan los costes de producción.

    La producción europea de miel sólo cubre cerca del 60% del consumo doméstico, el resto es importado de terceros países.

    Los Estados miembros pueden acceder a las ayudas europeas preparando un programa de tres años de duración, que detalle las medidas a aplicar y el gasto previsto. El nivel de la aportación de la UE se fija en función del número de colmenas en los países.

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