Investigadores de la Universidad Complutense (UCM) y del CSIC han detectado un cambio repentino en la estratosfera, a 30 km de altura, que en febrero pasado puso fin a la mayor sequía europea de los últimos 50 años, al desencadenar «lluvias extraordinariamente intensas» que permitieron recuperar el caudal de los ríos.

En el bienio 2016-2017 Europa sufrió la mayor sequía desde 1970, que provocó el racionamiento de agua en regiones de Italia, incendios forestales mortales en Portugal y sequía en Gran Bretaña, que en el caso de la Península Ibérica se extendió hasta finales febrero de 2018, explica la UCM en un comunicado.

A mediados de febrero la estratosfera polar experimentó «un fenómeno llamado calentamiento súbito estratosférico» (SSWs por sus siglas en inglés), cuyos efectos se propagaron hasta capas bajas de la atmósfera, afectando sobre todo a la región del Atlántico Norte donde contribuyeron a la aparición de «un patrón de circulación atmosférica, caracterizado por un debilitamiento del anticiclón de Azores», según el estudio.

Ello originó precipitaciones elevadas durante el mes de marzo de manera que las lluvias acumuladas sobre la Península Ibérica superaban el 75% de los valores de años anteriores al final de marzo, según los investigadores que lo achacan a los SSWs, fenómenos extremos que suceden en la estratosfera polar en invierno con una frecuencia de aproximadamente «dos veces cada tres años».

Este fenómeno permitió la recuperación del caudal de muchas cuencas fluviales de la Península y de los niveles de muchos embalses

Estos episodios de aumento de temperatura y cambio de dirección de la circulación atmosférica -ruptura del vórtice polar estratosférico-, pese a ocurrir muy lejos de la superficie terrestre, «pueden impactar en el tiempo y clima en superficie, aunque no siempre son apreciables debido a la influencia de otros fenómenos», según los autores del estudio.

En el primer trimestre de 2018, el calentamiento estratosférico fue «anómalo, siendo el más intenso desde que se disponen datos observados (1958). Además, fue muy persistente, lo cual contribuyó a que sus efectos en niveles más bajos fueran más importantes», agrega la universidad.

Mediante la aplicación de diversas técnicas, el Grupo de Investigación estratosférica y troposférica (Stream) de UCM-CSIC ha podido establecer una relación directa entre las condiciones anómalas en superficie y en la estratosfera, cuyos resultados han sido publicados en la revista científica ‘Geophysical Research Letters’ de la American Geophysical Union.

Este fenómeno permitió la recuperación del caudal de muchas cuencas fluviales de la Península y de los niveles de muchos embalses, incluso por encima de los valores típicos para esa época del año. Además, estas lluvias vinieron acompañadas de vientos muy fuertes, permitiendo que las energías renovables cubrieran la mayor parte de la demanda eléctrica en España y Portugal.

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