El estudio evalúa los cambios en la composición y abundancia de 274 especies animales después de los incendios de agosto de 2003 en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, y se ha realizado en el marco del estudio sobre el seguimiento integral de la recolonización faunística posterior al incendio en la zona afectada del parque natural.

Después del incendio forestal

    El nuevo trabajo compara por primera vez la respuesta al fuego de comunidades de varias especies animales (caracoles, arañas, escarabajos, hormigas, saltamontes, chinches, pájaros y reptiles). El estudio también ha permitido analizar algunas de las causas que pueden explicar la respuesta de las especies, como serían el tipo de dieta y su movilidad.

    Según los autores, las especies omnívoras son más resilientes ante el fuego, probablemente debido a su capacidad para adaptar la dieta a los recursos disponibles, que varían entre zonas quemadas y no quemadas. Sorprendentemente, el estudio también constata que las especies que han variado más su composición poblacional antes y después del incendio son las de mayor movilidad —como los pájaros, que huyen a otras zonas no quemadas— y las de menor movilidad, como los caracoles, que no encuentran escondrijos y mueren calcinados.

    Según el profesor Eduardo Mateos, «en las prácticas de gestión postincendio de las áreas naturales, es necesario considerar el estrecho vínculo entre la vegetación y las comunidades animales». El experto añade que «si el principal objetivo de los gestores de las áreas protegidas es maximizar la biodiversidad, el mantenimiento de la heterogeneidad del paisaje en forma de mosaicos sería la práctica más adecuada en gestión, tal y como demuestra nuestro estudio».

    En contra de la percepción general, el estudio también muestra que el fuego no es estrictamente destructor de la naturaleza; puesto que la eliminación de algunas especies ha permitido la aparición de otras, en algunos casos de mayor interés de conservación. Este sería el caso del caracol Xerocrassa montserratensis y de la perdiz roja Alectoris rufa, dos especies de elevado interés de conservación que han aparecido después de los fuegos en el área estudiada.

    En el estudio también han participado investigadores y técnicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Girona, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC) y el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, así como de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA), la Fundación Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), la Oficina Técnica de Parques Naturales de la Diputación de Barcelona y la Dirección General del Medio Natural y Biodiversidad de la Generalitat de Cataluña.

     Para consultar el artículo: http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0088224

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