Desde la organización agraria UPA, creen que en todo caso sería un fraude comercial cometido por la empresa irlandesa que envasó o etiquetó.

  "En ningún caso se debe poner en duda la calidad de las producciones ganaderas españolas, que son ejemplo mundial en cuanto a calidad, sabor y seguridad alimentaria", recalcan.

    "Las plantas que han elaborado las hamburguesas son irlandesas, por lo que señalar a un posible origen español de la carne como causa del fraude no tiene ningún sentido; en el caso de que España haya vendido al país anglosajón carne de caballo es algo perfectamente normal, legal y, además, muy deseable", añaden.

    Según UPA, las 150.000 explotaciones equinas (caballos y mulos) -la mitad andaluzas- produjeron 11.000 t de carne en 2011, de las que 4.032 t se vendieron en el exterior, fundamentalmente a Italia.

    El secretario general de la Asociación Profesional de Salas de Despiece y Empresas Cárnicas (Aprosa-Anec), Manuel González, subraya que se trata de una carne de abasto como cualquier otra y con controles veterinarios que garantizan su salubridad.

   González indica que es perfectamente posible que todo el creciente volumen producido en España tenga una salida comercial en países europeos, aunque, asegura, "piratas" pueden existir en cualquier ámbito.

    Son destinos -aclara- que no cuentan con mucha oferta o que quieren preservar y conservar sus animales propios, pero con un consumo alto de estas carnes -caso de Francia, Alemania o Bélgica- y que no se han visto tan afectados por la crisis.

   Según González, en España son muchos los propietarios que se han visto obligados a enviar a sacrificio sus animales por la falta de mercado en vivo y por el alto coste que supondría mantenerlos.

   Lamenta que algunas informaciones puedan crear tal "alarma" en los consumidores cuando no se ha demostrado el origen del caballo de las hamburguesas -si es español o no- y, sobre el ADN, recuerda que podrían mantenerse trazas en una máquina que haya manipulado carne equina, aunque la hamburguesa contenga sólo vacuno "y no pasa nada".

   En número de cabezas, durante los diez primeros meses de 2012 se sacrificaron 60.391 equinos (+46,09%), cifra que supera los envíos a matadero de todo el 2011 (50.000), según datos oficiales.

   Gema Fernández, gerente de la asociación de carne de potro hispano bretón de Burgos -marca colectiva que agrupa a 87 ganaderos y que sacrifica 230 ejemplares al año- destaca el crecimiento lento pero constante del consumo, con producto cada vez más presente en las carnicerías.

   Considera "vergonzosas" y "ridículas" las informaciones que se han difundido, porque dan a entender que hay un problema de sanidad cuando en realidad es, en su opinión, sólo de etiquetado.

   En este sentido, cree que podría estar vendiéndose "con engaño" a consumidores de otros países (no en España) hamburguesas o carne picada que contienen caballo, lo que sería una irregularidad imputable a los industriales y operadores de los países de destino, que realizan prácticas de etiquetado ilegal.

   Desde el refugio CYD Santa María de Alhaurín el Grande (Málaga), Virginia Solera afirma que llevan denunciando mucho tiempo que "no les cuadran" las altas cifras de sacrificios en España, porque no hay demanda ni en restaurantes, ni en supermercados nacionales.

   "¿Donde va toda la carne de caballo español que llega a los mataderos? No creo que sea a la basura", se pregunta Solera, quien sospecha que podrían utilizarse para fabricar hamburguesas.

   Fuentes de los detallistas de carne consultados por Efeagro apuntan que la venta es minoritaria porque muchos españoles ven al caballo como animal de compañía, "como gatos o perros", aunque últimamente hay restaurantes que la introducen y deportistas que la demandan por su alto contenido protéico y de hierro.

   Dolores Frigola, la encargada de la carnicería Lluis Garnacha -la única especializada en venta de carne de potro y caballo en Girona-, insiste en que la venta de hamburguesas de este tipo es absolutamente legal, pero comercializarla como si fuera de otra categoría sería "un fraude y muy grave" y "dar gato por liebre".

   Sobre el revuelo causado por la posible venta de esta carne como si fuera de otro tipo en Reino Unido, dice que por su experiencia, ha podido comprobar que a los turistas ingleses "les asusta" y "no quieren ni probarla", porque la consideran un animal de compañía.

   Remarca que se trata de una carne "muy sana" por su contenido en hierro y ser baja en grasa, que encuentra un nicho de mercado entre los deportistas y con sabor similar a la ternera -"hay mucha gente que no notan la diferencia-, aunque con la mitad de contenido en colesterol.

   En el lineal, el bistec de potro de primera cotiza a 12,80 euros/kg -parecido a la ternera- y el de máxima calidad de caballo adulto puede comprarse a 9,50 euros/kg, si bien las carnes para guisar o picar bajan hasta los 6 euros/kg, eso sí "completamente magra y sin tropezones".

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