EFE.- "En Madrid sigue habiendo casi una veintena de conventos de clausura, entre femeninos y masculinos, aunque algunos son pequeños, y su estructura apenas ha cambiado desde finales del siglo XIX, comienzos del XX", ha explicado a Efe la investigadora Eva Juana Rodríguez.

El objetivo del estudio ‘El Paisaje de la Clausura. Jardines, Huertas, Claustros y el Entorno Urbano de los Conventos Barrocos de Madrid’ era completar la historia de la arquitectura religiosa regional, a través de los conventos femeninos que siguen perviviendo como tal en la actualidad.

Para ello, los investigadores se han centrado en ocho de los conventos existentes todavía en pleno funcionamiento y han analizado la evolución de estos edificios desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XX, así como el estado actual de los jardines y huertos a los que han podido acceder tras "largos trámites", según Rodríguez.

"Aunque han ido perdiendo extensión y las zonas de huertas y jardines se ha ido reduciendo", porque las propias órdenes religiosas han ido vendiendo parte del terreno al reducir el número, "se mantienen sin grandes cambios desde finales del siglo XIX y comienzos del XX", añade.

"Cuando más perdieron extensión fue precisamente durante el siglo XIX, a consecuencia de las leyes de desamortización y con los planes de regeneración y de ensanche de la segunda mitad del siglo. Los que se han mantenido, conservan sus superficies desde entonces", explica.

Tuvieron su época de esplendor cuando se fundaron, en los siglos XVII y XVIII, con huertas bastante extensas para autoabastecimiento, pero con los años el número de monjas y de celdas se ha ido reduciendo drásticamente y, por consiguiente, la superficie de los conventos, de modo que en algunos "solo la parte de la iglesia permanece inalterada", agrega.

Las congregaciones se han reducido, en edificios que antes albergaban 200-300 religiosas, "ahora viven 20-25 monjas, los que más, de media".

Los más grandes son los de fundación real, ya que Patrimonio Nacional contribuye a su conservación: el monasterio de la Encarnación, de las Descalzas Reales y el de Santa Isabel, que hoy tiene un colegio en parte de lo que era convento.

Los huertos se siguen explotando, aunque muchos "lo que tienen es claustro ajardinado, ya no producen hortalizas para autoabastecerse", según Rodríguez, pero algunos han incorporado hortalizas foráneas, de Latinoamérica y Asia según la procedencia de las novicias, que traen semillas y esquejes de sus países, y cita como ejemplo que "en la huerta de la Encarnación se cultivan chiles", una variante del pimiento.

En cuanto a la parte arquitectónica, hay zonas visitables bien conservadas como la iglesia y el museo, mientras que "otras zonas se mantienen como pueden, el estado de los edificios es muy variable", asegura esta profesora del CEU.

El trazado de los jardines "es bastante fiel a lo original, con jardinería tradicional de origen renacentista, pero incorporan especies vegetales actuales, combinan huerta con zona ornamental para obtener flores para los altares".

Cuatro de los investigadores pudieron acceder a las zonas de huerta "después de dos años de trámites", ya que no son visitables, aunque en el caso de los conventos del Patrimonio, fue posible por "intermediación de personas que llevan la conservación y restauración de los edificios, ya que directamente a través del Arzobispado no se conseguía, es complicado".

En las órdenes que tuvieron que abandonar el edificio, solo se conserva la iglesia y la sacristía, mientras el antiguo edificio conventual en algunos casos ha cambiado de uso.

El estudio es fruto de un proyecto del antiguo Ministerio de Investigación y Ciencia de tres años de duración y ha dado lugar a la publicación de un libro.

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