La reunión ha contado con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias españoles, así como del Instituto de Conservación de Forestas portugués, que, con la Junta de Castilla y León, han sido las administraciones implicadas.

    Además participaron representantes de los propietarios forestales particulares, de los propietarios forestales públicos (ayuntamientos de Coca y Ourem), de empresas de resineros y de la industria, tanto de primera como de segunda transformación, en este último caso a través de la asociación europea “HARRPA”.

    Durante la jornada, la delegación hispano-portuguesa explicó la situación y problemática del sector, sus posibilidades de futuro y las acciones de apoyo llevadas a cabo por los diferentes estamentos implicados. También se puso de manifiesto la relación entre el desarrollo del sector con las políticas preventivas de incendios a través de la vinculación laboral con el monte, ya que en estos últimos años se ha demostrado su capacidad para crear empleo estable en el medio rural.

La UE, principal consumidor de productos resinosos del mundo

   Por otro lado, la jornada ha servido para evidenciar que la Unión Europea es el principal consumidor de productos resinosos del mundo. Productos tan habituales en nuestra vida cotidiana como los adhesivos, pinturas, perfumes, cremas depilatorias, chicles. etc., tienen entre sus constituyentes derivados de la resina de nuestros pinos.

    La industria química que utiliza derivados de la resina es un claro ejemplo de la nueva industria química europea, que apuesta por la bioeconomía y por la utilización de materias primas naturales y renovables como la resina, con preferencia sobre los derivados del petróleo. Para alcanzar los niveles de calidad y seguridad que se exigen a esta industria es fundamental que disponga de un suministro estable de materias primas de calidad, como las que pueden proporcionar los pinares del Sur de Europa.

    Este aprovechamiento en el Sur de Europa es claramente sostenible, y como evidencia de ello en la reunión estuvieron presentes representantes de los dos sistemas de certificación forestal de ámbito mundial (PEFC y FSC), mostrando su apoyo a la revitalización de un aprovechamiento que durante décadas ha evidenciado los beneficios ecológicos y sociales sobre el medio rural.

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