La española Deoleo, líder mundial en el mercado del aceite de oliva con una cuota superior al 10%, se encuentra bajo los focos debido a la política de ajustes implementada por sus nuevos gestores para sanear la compañía de una vez y “relanzarla”.

Con la llegada de Rosalía Portela como presidenta ejecutiva y de Pierluigi Tosato como consejero delegado en septiembre del pasado año, Deoleo -con marcas como Carpelli, Bertolli, Carbonell o Koipesol- afronta un proceso de “reestructuración” para adecuar su dimensión a sus necesidades.

Parte de este plan pasa por un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que finalmente afectará a 65 trabajadores -30 menos de los inicialmente previstos-, número pactado con los sindicatos esta misma semana.

La decisión es consecuencia directa de su nueva estrategia, que pasa por concentrar la producción en sus plantas de Alcolea (Córdoba) y Tavarnelle (Italia) tras vender su fábrica Antequera (Málaga) a su competidora Dcoop por siete millones de euros y mientras negocia el cierre de sus instalaciones en Inveruno (Italia).

Números rojos

Los nuevos administradores también decidieron registrar un deterioro por valor de 96,3 millones de euros “para adecuar el balance a la situación actual de la compañía”, lo que explica en parte los perjuicios de 179 millones de euros registrados en 2016, tres veces más que un año antes.

Otro problema al que se enfrenta Deoleo es haber incurrido en “causa de disolución”  por el desequilibrio existente entre su patrimonio neto y el capital, situación que sus gestores esperan resolver en los próximos meses.

La presidenta ejecutiva de la aceitera, Rosalía Portela, garantizó durante la presentación de estos resultados que la firma no está en riesgo de cierre, y avanzó que lo más probable es que se proponga a los accionistas una reducción de capital.

“No seamos alarmistas (…) El ajuste patrimonial no tiene nada que ver con lo financiero, tenemos los recursos para poder seguir gestionando el negocio sin impedimentos”, defendió.

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