La riada de unos seis millones de hectómetros cúbicos de lodos y aguas ácidas que bajó por el río Guadiamar se logró detener a escasos kilómetros del Parque Nacional de Doñana, y Doñana 2005 se aprovechó para afrontar no sólo la restauración de zonas afectadas sino para una amplia regeneración hidrológica de estas marismas, muy alteradas por la acción humana.

   La Junta de Andalucía, por su parte, asumió la restauración de los ríos Agrio y Guadiamar, donde la riada tóxica alcanzó hasta 3 metros de altura, en una actuación que ha recuperado estos cauces y los ha convertido en un pasillo ecológico, conocido como el Corredor Verde del Guadiamar, actuaciones por la que reclama judicialmente 90 millones de euros a Boliden-Apirsa.

   Doñana 2005 y el corredor Verde del Guadiamar estuvieron coordinador durante más de un lustro por un único equipo científico.

    Con el asesoramiento de científicos del CSIC y de naturalistas del Organismo Autónomo Parques Nacionales, Doñana 2005 consensuó once actuaciones destinadas a restaurar el cauce final del Guadiamar y para mejorar la cantidad y calidad de las aguas que abastecen este valioso espacio protegido.

Quince años de trabajos desde la catástrofe de Boliden

   Durante los últimos quince años se han ejecutado estos proyectos, alguno de ellos modificado a petición de los científicos, y que han abarcado desde la construcción de depuradoras en poblaciones del entorno de Doñana hasta la restauración de arroyos que vierten a las marismas, el desaterramiento de cauces o la naturalización de hábitats alterados por el hombre.

   Doñana 2005, que finalizará ocho años después de la fecha inicialmente prevista, también ha incluido la compra de la finca Caracoles, de unas 3.000 hectáreas, que supuso la última ampliación del Parque Nacional de Doñana y donde el CSIC desarrolla ahora una investigación para la recuperación ecológica de esta antigua marisma.

    La última obra pendiente de Doñana 2005, licitada ahora por 4,3 millones de euros y que se pretende acabar este otoño, antes de que lleguen las lluvias, es la permeabilización de la denominada Montaña del Río, un dique de tierra levantado urgentemente en el cauce del río Guadiamar tras el desastre ecológico de Aznalcóllar para evitar que las aguas contaminadas entrasen en el Parque Nacional de Doñana.

   Este muro, que se prolonga unos 30 kilómetros en la margen derecha del Guadiamar, recreció otro, erigido a mediados del pasado siglo para que las avenidas del río y las mareas no afectasen a los incipientes cultivos.

    Los científicos no han consensuado una postura respecto a este proyecto pues la demolición total del muro permitiría inundaciones periódicas de las marismas con las avenidas pluviales del río y con el agua marina de las mareas, por lo que la  CHG ha optado por construir un sistema de compuertas para controlar la intensidad de las inundaciones por aguas fluviales y mareales cuya libre circulación sólo se permitirá con el consejo de los científicos.

   Este control del agua que inunda la zona central de Doñana también evitará las entrada de agua contaminada y controlará la salinización de las marismas.

×