En este sentido, Soriano ha asegurado que “han sido las negociaciones más duras y difíciles de los últimos tiempos debido a que la crisis económica había ahondado en las diferencias entre aquellos que apostábamos por el mantenimiento del presupuesto y aquellos países que exigían recortes drásticos, y al final se ha alcanzado un buen consenso”.

    Este enconamiento de posturas “mantenía en una gran incertidumbre al sector agrario europeo”, ha afirmado, “ya que había estados muy poderosos que pretendían realizar unos recortes tan sumamente duros para el campo y que habían puesto en cuestión incluso el propio dinero de la PAC y la continuidad de las ayudas agrarias”.

    En este punto, ha recordado que en noviembre, la Comisión Europea había fijado un recorte de las ayudas al sector agrario del entorno del 17%, “lo que suponía para Castilla-La Mancha una drástica pérdida de 170 millones de euros al año”.

    La titular de Agricultura ha insistido en que ese escenario, que era real hace apenas tres meses, “ponía en graves aprietos al sector agrario de Castilla-La Mancha, pero la buena labor negociadora del Gobierno, que ha contado con el apoyo de la Junta, ha llevado a dar un giro de 180 grados a la situación y a mantener un nivel de ayudas similar al actual”.

    María Luisa Soriano ha recordado que los números exactos para el campo español y castellano-manchego aún tardarán en conocerse, debido a que serán los ministros de Agricultura de la UE los que decidirán el reparto final por países y sectores en el marco de la reforma de la Política Agraria Común (PAC).

    En todo caso, y según las cifras que ya baraja el Gobierno, España sale de la Cumbre manteniendo un montante de 35.000 millones de euros en ayudas directas a la agricultura y con un incremento de la ficha financiera para desarrollo rural, que supera los 8.300 millones para el próximo septenio, un 3% más que hasta ahora.

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