ASAJA .- En cualquier caso es lógico -señala el presidente de ASAJA- que algunos incendios fortuitos se produzcan por la actividad agraria, ya que la población del medio rural se sostiene básicamente gracias a la presencia de agricultores y ganaderos.

Desde ASAJA se alerta del riesgo de incendios por el estado de abandono que presentan linderas, cunetas, márgenes de arroyos y ríos y perdidos invadidos de maleza, una situación que incrementa las probabilidades de fuego ante cualquier chispa o colilla que caiga en el campo.

La organización agraria argumenta que las quemas de rastrojos controladas reducirían notablemente este riesgo. “Toda la vida se ha llevado a cabo esta práctica y nunca se habían producido tantos incendios como ahora, cuando está prohibida la quema de rastrojos”, explica Alfonso Núñez.

“Sin embargo, seguir apuntando a los agricultores y ganaderos como los causantes de quemar el campo, es una falta de respeto y consideración de la Administración hacia los profesionales del campo, que han sido y siguen siendo los mayores defensores de nuestro patrimonio natural”, añade el presidente ASAJA.

Por último, ASAJA quiere dejar de manifiesto que la quema de pastos y rastrojos es una actividad incompatible con la percepción de fondos de la PAC y por tanto desde la organización agraria se lleva años informando de su prohibición, lo que no quiere decir que la organización comparta una restricción tan estricta que impide también la quema controlada de rastrojos en todo tipo de explotaciones incluso cuando está aconsejado por motivos sanitarios.

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