La industria ha cerrado filas en este asunto.  Según la Asociación Española de Fabricantes de Yogur y Postres Lácteos Frescos, seguiremos viendo ese plazo de consumo en la tapa, aunque esta vez, según el criterio del fabricante. Algunos podrían optar por poner la llamada ‘fecha de consumo preferente’, aunque en el sector se es muy consciente de que “la diferencia es que si el consumidor se toma un yogur a partir de la fecha de caducidad es su responsabilidad. Si se lo toma después de la fecha preferente, la responsabilidad es compartida y habría que mirar caso por caso”, apunta Gallego, que aume que nadie quiere correr este riesgo.

Es difícil que se produzca una intoxicación, aunque no imposible

     Por su parte, Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), en nombre de todos los fabricantes de yogur que operan en España, afirma que “Queremos dar un mensaje claro a los consumidores, que sepan hasta cuándo es totalmente seguro comer un yogur. No significa que vaya a estar malo al día siguiente, pero sí no nos hacemos responsables”.

     Esto representa que las cosas se quedan como están, a esar de estar convencidos de que  “es complejo hablar de caducidad en un producto con un pH tan ácido, que hace muy difícil que se establezcan patógenos. Además, se elabora con leche pasteurizada, con lo que se elimina la carga microbiana inicial y se establece una barrera más contra los patógenos. No obstante, en microbiología el riesgo cero no existe, por lo que tampoco podemos afirmar que nunca se pueda producir una contaminación. Por eso, aunque en general es un producto muy seguro, entiendo que la obligación de la industria es ofrecer la máxima garantía a los consumidores”, dice Clara González, directora del Instituto de Productos Lácteos de Asturias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IPLA-CSIC).

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