EFE.- El programa Copernicus (antes GMES) de la Agencia Espacial Europea (ESA), cofinanciado por la Unión Europea, es el programa de observación de la Tierra más ambicioso hasta la fecha para la vigilancia mundial del medio ambiente y la seguridad. Proporcionará información precisa y de fácil acceso para mejorar la gestión del medio ambiente, comprender y mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad civil.

Sentinel-1 (A). Imagen cedida por Thales Alenia Space.

Se compone de 5 misiones denominadas Sentinel, tres de ellas constituidas por dos satélites (A y B), que cumplen con los requisitos de cobertura y revisita, y otras dos misiones constituidas por instrumentos a bordo de los satélites Meteosat Tercera Generación y Metop Segunda Generación, que incorporan una amplia variedad de tecnologías -en el más puro estado del arte- como radar e instrumentos ópticos multi-espectrales para la vigilancia de la Tierra, el océano y la atmósfera.

La relevancia de estos satélites, gestionados por la Comisión Europea y con la ESA a cargo del segmento espacial, reside en que están diseñados para dar a Europa independencia total en la adquisición y gestión de datos ambientales de nuestro planeta, en apoyo a las políticas públicas europeas.

La combinación de competencia y experiencia de ambas organizaciones públicas y las capacidades de la industria europea, y por supuesto la española, sitúan a Europa en la vanguardia en el uso del espacio en beneficio de los ciudadanos, los gestores y la economía. Al proporcionar información operacional relativa a la superficie terrestre del planeta, los océanos y de la atmósfera, Copernicus contribuirá a que las organizaciones gubernamentales, los ciudadanos y los proveedores de servicios públicos y privados dispongan de observaciones precisas, veraces e inmediatas que ayuden en la toma de decisiones meteorológicas y medioambientales, de seguridad y en respuesta ante desastres naturales.

Nuestra empresa, Thales Alenia Space España, ha participado activamente en este programa habiendo trabajado durante cinco años en el desarrollo tecnológico y fabricación de los sistemas de transmisión de imágenes y de comunicaciones de datos en banda S para el control y operación de los satélites para los seis primeros satélites Sentinel, y en la fabricación y suministro de varias unidades electrónicas para instrumentos ópticos, radiómetros y radar.

El primero de estos satélites, el Sentinel 1A, se encuentra en estos momentos en la fase de calibración y prueba de sus instrumentos, para alcanzar la fase operativa en aproximadamente tres meses. Cuando ese momento llegue, comenzará una nueva era en la observación de la Tierra por satélite, iniciada ya hace más de 35 años, pudiendo disponer la comunidad científica y los usuarios de datos sin precedentes, más precisos, fiables y en un menor tiempo de captura y procesado.

Primer “autorretrato” del Sentinel-1 (A). ESA.

Algunas de las numerosas aplicaciones que nos proporcionará la tecnología embarcada en esta constelación de satélites son las relacionadas con el pronóstico del tiempo y el cambio climático (previsión del flujo de carbono); agricultura (monitoreo de cultivos, pronóstico de cosechas, condiciones de salud); seguimiento de eventos extremos (inundaciones y sequías, olas de frío y calor) o hidrología (gestión del agua, descarga de los ríos…).

En palabras de Volker Liebig, director de Programas de Observación de la Tierra de la ESA, “el lanzamiento del primer satélite Sentinel-1 marca un cambio en la filosofía de nuestros programas de observación de la Tierra”.

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