Este cultivo, destinado mayoritariamente a la exportación, ha experimentado un incremento muy notable, si tenemos en cuenta que en 1980 ocupaba unas 878 hectáreas. Actualmente es la segunda hortaliza con mayor superficie de cultivo regional y ocupa el tercer puesto, después de la lechuga y el limón, en cuanto al valor de las exportaciones.

    García Lidón apuntó que, con la información obtenida de estos ensayos, “los agricultores podrán optar por aquellos cultivares de bróculi que tengan las producciones más elevadas y de mejor calidad, en lugar de realizar plantaciones de cultivares que van apareciendo en el mercado y cuyo comportamiento desconocen”.

   El responsable autonómico señaló que “se han obtenido mejoras productivas en torno a 2.300 kilos por hectárea en los cultivares con posibilidades de sustituir el testigo”. Destacó asimismo que los ensayos con distintas fertilizaciones nitrogenadas han demostrado que “es posible el cultivo del bróculi de acuerdo a la normativa vigente en las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos, ya que se pueden obtener producciones aceptables en ciclos no muy cortos, para dar tiempo a la asimilación por la planta de todo el nitrógeno aportado por un fertilizante de liberación lenta”.

Ensayos

    La Consejería ha evaluado durante más de diez años un total de 33 cultivares seleccionados de potencial interés, en fincas de agricultores colaboradores representativas de este cultivo, en los ciclos de otoño-invierno e invierno-primavera. Los ensayos se realizaron en cultivo acolchado y en riego tradicional. El cultivar ‘Marathon’ fue utilizado como testigo en la mayor parte de ellos.

    También se han evaluado las posibilidades de reducir los aportes de nitrógeno en los abonados de este cultivo, con el fin de evitar los problemas derivados de la contaminación de las aguas por nitratos de procedencia agraria. La Consejería viene trabajando desde hace años en este aspecto que afecta a otros cultivos. En este sentido, ha propuesto a los agricultores, en general, normas de cultivo y fertilización para evitar en la medida de lo posible este problema, sobre todo en zonas catalogadas como vulnerables.

    Con estos ensayos, concluyó García Lidón, “se ha cumplido el objetivo final del Programa de transferencia tecnológica directa a los agricultores. Comprobando los resultados del material vegetal y de la fertilización ensayada en sus propias explotaciones, estos podrán decidir con mejor criterio los cultivares que conviene plantar en las siguientes campañas”.

    Como antecedente de estos trabajos, entre los años 1985 y 1999, a través del Programa de Fomento de la Innovación Tecnológica del Ministerio de Agricultura, también se evaluaron un total de 35 cultivares de bróculi en las comarcas de la Vega del Segura, Valle del Guadalentín y Campo de Cartagena.

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