Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos que, a través de su equipo técnico, realiza con periodicidad el seguimiento del precio del petróleo y del gasóleo agrícola, denuncia que, nuevamente, las bajadas del crudo no se reflejan en similar proporción en el precio del gasóleo B. La organización considera que la creación de un gasóleo profesional de uso agrícola es una de las tareas que tendrán que abordarse en la legislatura que empieza.

Unión de Uniones, tras el análisis realizado, destaca que, desde finales abril, fechas en la que el petróleo contaba con el precio más alto por barril en 2019, ha caído algo más de un 17% en junio, mientras que el gasóleo agrícola lo ha hecho sólo en un 4%.

Así, la última semana abril de 2019 el precio del petróleo OPEP alcanzaba los 74 dólares por barril, – 66,6 euros -. En esas mismas fechas, en España, el gasóleo B se encontraba, de media, por encima de los 0,965 €/litro. Tras las caídas de precio, mientras que el petróleo llegaba a los 60,88 dólares barril en los primeros días de junio – 54,19 euros -, el gasóleo B sólo baja el 4,1 % y se situaba en 0,925 euros.

Unión de Uniones pone en evidencia esta situación y critica que la proporción de caída de precios no se traslade también al gasóleo agrícola, fundamental para el trabajo de los agricultores, quienes piden una regulación que tenga en cuenta las peculiaridades del campo. «Asistimos una vez más a lo mismo, sin que se tome ninguna medida de control por parte de los poderes públicos» –denuncian desde la organización- «que en cuanto sube el crudo, los precios del combustible en poste se disparan como un cohete; pero cuando el petróleo baja, las compañías que dominan el suministro no tienen ninguna prisa en repercutirlo».

Es  falso que descarbonizar la economía sea potenciar la gasolina frente al diésel

Asimismo, Unión de Uniones critica que se pida mayor adaptación a los agricultores y ganaderos a normas de medioambientales y no se ofrezcan herramientas o soluciones que vayan encaminadas al cumplimiento de las mismas.

En este sentido, destaca la falta de apoyo suficiente ante la renovación de maquinaria agrícola por modelos más eficientes, así como la anunciada normativa que el gobierno proyecta contra el diésel por la vía fiscal, en pro de la descarbonización de la economía.

«Entendemos que el diésel en la ciudad, a través de la emisión de óxido nitroso, sea un gran contaminante  y que las autoridades, mirando por la salud de los ciudadanos de los núcleos urbanos, con millones de vehículos y calefacciones, busquen soluciones», comentan desde la organización, «pero esto en el campo funciona de otra forma y la concentración del nivel de emisiones no es comparable. No se debe legislar igual cuando los efectos son distintos» – añaden, teniendo en cuenta que los motores diésel emiten menos CO2 que los de gasolina.

Unión de Uniones insta al Ministerio de Agricultura y al Ministerio de Transición Ecológica a realizar un trabajo conjunto también con los agricultores y ganaderos para buscar soluciones que persigan el objetivo de descarbonizar realmente, evitando normas de «tabla rasa», pensadas para las ciudades y que acaben perjudicando a los productores que se encargan de llenar las despensas del país.

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