Eladio Aniorte Aparicio / Presidente de ASAJA Alicante – Jóvenes Agricultores

A nadie se le escapa que la desalinización es una fuente de recursos hídricos importante que hay que potenciar, ampliar e impulsar para alcanzar la máxima producción posible. De hecho, en mi trayectoria como presidente de ASAJA no he conocido a nadie que esté en contra de la desalinización. En mi opinión es aceptable e, incluso, útil como complemento. Sin embargo, no engañemos a nadie. El agua desalinizada hoy es un recurso adicional (no ordinario), tiene carácter complementario, su tecnología debe mejorar y además, supone un problema para la sostenibilidad económica, ya que el productor no puede asumir su elevado coste.

Llegados a este punto urge advertir sobre la perversión de la desalación en dos extremos. En primer lugar, señalar que desde que se habla de desalinización, hemos sufrido un incremento extraordinario del precio del agua de riego y en segundo lugar, destacar el evidente, pero confidencial intento de sustituir el agua del Trasvase Tajo-Segura por el agua desalinizada.

En los últimos tiempos estoy observando movimientos que me tienen muy preocupado… y es que ante la situación de indigencia hídrica que padece el sureste español, en todas las reuniones de agua en las que participo, solo se habla de desalinización, autosuficiencia, tarifa bonificada, y de todo lo imaginario para poner en duda la continuidad del Trasvase.

Continuemos desengranando mejor las verdaderas mentiras de la política del agua. En primer lugar, señalar que todos aquellos que dicen que hay que traer agua de donde sea, pretenden hacernos trampa, pues aunque intentan que sea veladamente, queda claro que solo contemplan la producción de agua desalada en el horizonte. Ya han conseguido que entidades como el SCRATS entre en su juego y concentre toda su actividad en hablar del proyecto de interconectar las desaladoras con los canales del Trasvase y la conexión de Ojós. El SCRATS es el sindicato del Acueducto Tajo-Segura y como su propio nombre indica debe velar por su correcto funcionamiento y la aplicación de las normas de explotación que fija el “Memorándum”. ¡Que dejen ya de empeñarse en que lo accesorio parezca lo principal!

El PSOE ha cambiado su fracasado y farsante “PLAN AGUA” de la ex ministra Narbona, cuyo eslogan ha quedado demostrado que era mentira porque decía, ahora da risa, que iban a “traer más agua, antes y más barata”, por la futura ley de cambio climático que pretende solventar el problema de la escasez del agua disminuyendo la demanda para usos agrarios, apostar por la autosuficiencia y vender que no hay cuencas deficitarias. Todo ello, en detrimento y para desmantelar el sistema agrario de Alicante, Murcia y Almería, una actividad económica que sí funciona y genera riqueza. Al final lo que comporta este movimiento político del nuevo gobierno es reducir la superficie agraria útil y con ello substraer relevancia al Sector Primario. Cambiar el modelo productivo solo podrá traer desempleo, desertificación, despoblación y miseria.

En consecuencia, en mi opinión es esencial retomar el PACTO DE ESTADO POR EL AGUA, es necesario dialogar y negociar un acuerdo político de planificación hidrológica.  Es necesario contemplar la desalación (y también la depuración, trasvases y reutilización) como un recurso más a potenciar, pero como parte de un plan de infraestructuras integrador y global. Un plan de infraestructuras que verdaderamente apueste por la gestión y gobernanza de los caudales hídricos disponibles en España y que ordene todos los recursos hídricos, los distribuya equitativamente, con normativa de rango de estado y que establezca una política valiente orientada a solucionar el problema del agua en España, una política que garantice la seguridad hídrica para todos los territorios.  España dispone de agua suficiente y todos los españoles tenemos derecho a la plena disponibilidad de agua.

La nueva política del agua que está ejecutando el actual gobierno no es acertada, está fomentando la guerra del agua, la simplificación, la improvisación, todo son medidas puntuales   para socorrer situaciones de emergencia… esto no es hacer política. La política no es traer el agua “de donde sea”… Reivindicamos nuestro derecho a que nuestros políticos se sienten y trabajen en un modelo de gobernanza del agua y gestión de los recursos sostenible y permanente en el tiempo y, sobre todo, que no nos engañen porque es muy evidente lo que pretenden.

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