Mientras un auditor "forensic" desmenuza sus cuentas y las pone blanco sobre negro, Pescanova ha anunciado que ultima una demanda contra su auditora desde 2001, BDO Auditores, por considerar que "no ha hecho bien su trabajo".

     Según fuentes del sector, el nuevo auditor será elegido entre grandes firmas, posiblemente Deloitte, PWC o KPMG; en el caso de Ernst & Young podría tener incompatibilidades, ya que aún audita a algunas de sus filiales (fue su auditora hasta 2001).

    El auditor "forensic" elegido pondrá la lupa en las cuentas y todo el entramado societario con el objetivo de analizar la situación económica y financiera del grupo y, en caso necesario, que sus conclusiones sean pruebas válidas para presentar en los juzgados.

    En opinión del director del Observatorio de la Empresa Multinacional Española (OEME), Xavier Mendoza, lo que parece en el caso Pescanova es que el crecimiento se le ha ido de las manos al equipo gestor.

    Mendoza considera que el compromiso con la empresa y su historia ha dificultado al equipo directivo reconocer que estaban en dificultades serias, pero "con negar la realidad lo único que ocurre es que cuando toca reconocerlo es mucho peor".

    Asegura que ahora se ve un desfase en la deuda que ha pasado desapercibido -en 2011 la deuda financiera declarada a la CNMV era de 830 millones, mientras que según el CIRBE es de 2.500 millones-, por lo que el problema puede estar en la aplicación de los criterios de consolidación del grupo.

    A su juicio, la clave radica en "si se han utilizado sociedades, las que escapan del perímetro de consolidación, para poder endeudarse y salir adelante; hasta que ha llegado un momento en el que no se han podido refinanciar más para salir a flote".

    Fuentes conocedoras de la situación se han referido a los saldos existentes entre las empresas del grupo y al fuerte endeudamiento en el que se podían encontrar algunas compañías participadas, que en teoría se encuentran fuera del perímetro de consolidación.

    Para Mendoza, el gran tamaño de la compañía, que cuenta con un modelo de integración vertical con buques propios y numerosas plantas, supone una complejidad muy significativa desde el punto de vista de gestión.

     Es "ese grado de complejidad lo que ha podido supera la capacidad del equipo directivo, en un entorno en el que las cosas se han puesto muy complicadas desde el inicio de la crisis financiera global y la específica del mercado español", añade.

    Mendoza ha indicado que más adelante se verá si se ha producido un déficit en prácticas de gestión para adaptar Pescanova, con un núcleo familiar importante, a los sistemas de gestión y controles propios de una multinacional.

     Ahora su gestión estará más controlada, ya que el consejo de Pescanova ha acordado solicitar voluntariamente la declaración de concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos) -hacía un mes que estaba en preconcurso-, ya que no veía posibilidad de alcanzar a corto plazo un acuerdo con los acreedores de la sociedad.

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