Esther Herranz ha dicho que “va siendo hora de que la Comisión Europea tome cartas en el asunto y utilice los medios diplomáticos a su disposición para que Estados Unidos acabe con el uso indebido de ese tipo de denominaciones”. Además, ha reiterado nuevamente, que de cara a un futuro acuerdo en la Organización Mundial del Comercio (OMC), se cree un registro de denominaciones protegidas.

    En cuanto a una eventual autorización del uso por parte de los vinos americanos de menciones tradicionales europeas, como Clos y Chateau, la eurodiputada ha preguntado a la Comisión Europea de qué manera prevé garantizar que los productores americanos respetarán las exigencias de la Unión Europea cuando es el propio gobierno de Estados Unidos el que rechaza la política europea de protección de dichas menciones, entre las que se encuentra, la española Solera, utilizada en los vinos de Jerez.

    Los productores europeos han mostrado su oposición a esta posibilidad por considerar que las definiciones que utilizan los productores norteamericanos no responden a los requisitos que han de respetar escrupulosamente los vinos europeos, lo que podría dar lugar a una competencia desleal y a un precedente peligroso en el mercado comunitario, poniéndose en riesgo aspectos importantes de la cultura vitivinícola europea.

    La eurodiputada riojana del PP ha explicado que la Comisión Europea parece estar dispuesta a satisfacer las pretensiones de los productores americanos, resolviendo la cuestión de forma privada con las asociaciones profesionales de Estados Unidos lo que podría dar lugar al uso generalizado de las menciones tradicionales, provocando un precedente sin igual en el mercado.

    La Comisión hace un flaco favor a las producciones europeas, que han de cumplir con requisitos muy estrictos para tener derecho a usar las menciones tradicionales, y además deja caer una baza interesante con vistas a la negociación de una solución global en materia de denominaciones, en el marco de un futuro acuerdo de libre comercio con ese país. Herranz ha finalizado diciendo que el camino es defender a los productores y la producción europea, apostar por la calidad y la tradición frente a los intentos de la usurpación externos.

    La Unión Europea mantiene desde hace más de veinte años un pulso con Estados Unidos en materia de denominaciones vitivinícolas y en ese tiempo no ha habido grandes avances a favor de la protección de los nombres y menciones de los vinos europeos.

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