La organización agraria está muy satisfecha con que el hecho de que la incorporación de jóvenes al campo sea una de las medidas estrella de este nuevo PDR, y que la ayuda en principio sea más generosa –pudiendo alcanzar hasta los 71.000 euros por expediente–, pero a la vez exige un compromiso de permanencia en el sector de diez años, en vez de los cinco que figuran en la propuesta, y todo ello con el fin de evitar fraudes y que quien se incorpore al campo lo haga de verdad como una opción de vida de futuro.

     Esta medida se complementa con los planes de mejora de explotaciones, fundamentales para modernizar el campo, que permiten subvenciones de hasta el 40-60 por ciento para una inversión máxima por UTA (Unidad de Trabajo Agrario) de 100.000 euros.

Esperan que las medidas medioambientales tengan un enfoque agroganadero

     ASAJA espera que las medidas medioambientales del PDR tengan todas ellas un enfoque agroganadero, incluso en los fondos destinados a las masas forestales, donde deben de prevalecer las acciones silvopastorales. Y respecto a las ayudas que se gestionen desde los grupos de acción local, espera que los fondos vayan destinados a empresas y particulares que promuevan proyectos vinculados con el sector primario, excluyendo como beneficiarias a las entidades locales.

     Asimismo, ASAJA confía en que, en esta nueva etapa, se dé desde el PDR un impulso a las infraestructuras agrarias, en particular las concentraciones parcelarias y las obras que conllevan las mismas, así como a la modernización de regadíos y al desarrollo de los nuevos regadíos que ya están proyectados de etapas anteriores.

     De igual forma, ASAJA de Castilla y León se opone a que la mayor superficie de cultivo de la región, que es la correspondiente al cereal y girasol en secano, se quede fuera de las ayudas agroambientales, a las que se acogió en la etapa anterior, y por ello le pide a la consejería de Agricultura que plantee alguna medida similar que tenga cabida en los reglamentos comunitarios.

Ayudas iguales para las zonas de montaña sea cual sea su productividad

     Respecto a las medidas agroambientales ya contempladas en el proyecto, así como la de apoyo a razas ganaderas en peligro de extinción, ASAJA las comparte todas –a la espera de que se definan aspectos más concretos como los importes o compromisos propuestos, por ejemplo, en el apoyo al sector remolachero–, y únicamente ha hecho aportaciones desde el punto de vista técnico.

    En el paquete de medidas destinadas a compensar las desventajas de zonas de montaña y desfavorecidas, la organización agraria considera que en las zonas de montaña el apoyo debe de ser mayor, proporcional a la mayor dificultad que tienen estos agricultores y ganaderos tanto para desarrollar su actividad profesional, como para residir en zonas donde el acceso a los servicios básicos es más complicado; en el resto de zonas, ASAJA considera que la ayuda debe de ser igual para toda la superficie, con independencia de la intensidad productiva, estableciendo si fuera preciso un límite máximo de hectáreas por explotación en función de la dotación presupuestaria y del número de peticionarios.

    En la propuesta más novedosa, que es la de “gestión del riesgo”, consistente en mutualizar el riesgo de desplome en los precios de la leche de vaca, ASAJA la apoya y espera que se diseñe bien, sea atractiva para los ganaderos porque responda a las necesidades del sector, y la experiencia sirva para extrapolarla en un futuro a otros sectores productivos donde los mercados son también muy inestables.

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