Más de veinte pollos de águila de Bonelli o perdicera han sido reintroducidos en 2017 gracias a LIFE Bonelli, el proyecto subvencionado y avalado por la Unión Europea que está ayudando a que se recupere la población española de esta especie, una de las rapaces más amenazadas de Europa, en territorios que históricamente ocupó. El águila de Bonelli aparece clasificada como «Vulnerable» en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

Esos pollos se han reintroducido en la Comunidad de Madrid (10 ejemplares), Navarra (8 ejemplares) y Álava (4 ejemplares) y tienen diferentes procedencias. La mayoría viene de la red de centros de cría en cautividad de la especie asociada a LIFE Bonelli, con implantación en Francia y España. Además de ser una de las entidades socias de LIFE Bonelli, GREFA forma parte de esa red de centros de cría, lo que le permite aportar pollos al proyecto. Sus instalaciones y personal experto hacen también posible que muchas otras aves destinadas a ser reintroducidas por LIFE Bonelli hagan escala en el centro de GREFA en Majadahonda (Madrid) para ser entrenadas para la vida en libertad.

En cinco años se ha soltado casi un centenar de águilas de Bonelli en diferentes puntos de España

Un porcentaje más reducido de esas aves águila de Bonelli que se reintroducen procede de extracciones de nidos salvajes, a menudo de pollos víctimas de infección de tricomonas, que en los casos más graves son sometidos a tratamiento veterinario para su cura en el hospital de fauna salvaje que gestiona GREFA. Estas extracciones de pollos (ocho en 2017 y casi medio centenar desde el inicio del proyecto en 2013) reflejan la solidaridad de comunidades autónomas con poblaciones más boyantes de águila de Bonelli, como Andalucía, que ceden sus aves a otras regiones que tienen poblaciones precarias o incluso ya extinguidas.

«Vaya nuestro agradecimiento a la Junta de Andalucía, que además es una de las entidades socias de LIFE Bonelli, y a sus Agentes Forestales, incluidos los Agentes de la Unidad Vertical de Conservación Ambiental», indica Ernesto Álvarez, presidente de GREFA.

LIFE Bonelli, con un presupuesto total que supera los dos millones de euros, concluirá a finales de este mismo año 2017 tras cinco años de actividad. En todo ese tiempo se ha soltado casi un centenar de águilas de Bonelli en diferentes puntos de España, lo que ha permitido importantes logros, como es el hecho de que desde hace cuatro años la especie haya vuelto a criar en libertad en la isla de Mallorca, donde había desaparecido hace décadas. En 2017 la «resucitada» población mallorquina de águila de Bonelli, formada actualmente por seis parejas, ha sacado adelante cuatro nuevos pollos. En total, desde que se inició el proyecto, han nacido diez águilas de Bonelli en libertad en Mallorca.

En el norte de la provincia de Burgos, en 2015, nació un pollo de una pareja cuya hembra era un ave liberada por LIFE Bonelli, mientras que en algunas zonas de reintroducción del proyecto, como Navarra o la Sierra Oeste de Madrid, se han formado ya parejas con ejemplares reintroducidos que se espera que críen cuando alcance la madurez sexual.

El azote de las electrocuciones

Uno de los mayores logros de LIFE Bonelli ha sido sacar del olvido al águila de Bonelli y convertirla en una prioridad de conservación en lo que se refiere a especies catalogadas en España como amenazadas. Este protagonismo ha servido para activar la alarma sobre lo que es la principal amenaza para esta rapaz: la electrocución en tendidos eléctricos.

Las gestiones de las entidades socias del LIFE Bonelli ante compañías eléctricas y administraciones públicas han hecho posible la corrección de un buen número de tendidos peligrosos para la especie. «Más importante aún es el que hayamos transmitido a la sociedad la gravedad de este problema, reflejada en las águilas de Bonelli reintroducidas por el proyecto cuya muerte por electrocución ha podido ser demostrada gracias al seguimiento a través de emisores GPS que se hace sobre todos los ejemplares liberados», explica Álvarez.

La población española de águila de Bonelli, la más importante de Europa, es inferior al millar de parejas. Según el «Libro Rojo de las Aves de España», la especie ha sufrido una drástica disminución en la mitad norte de la península Ibérica y sus antaño densas poblaciones levantinas y catalanas también han tenido descensos muy bruscos, de manera que los únicos núcleos estables se sitúan en zonas de Andalucía y Extremadura.

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