Desde que era niña, Marie Bertha Alexis, una productora de arroz de 55 años de edad, soñaba con mejorar la calidad de vida de sus amigos y vecinos. Sabía que la única solución provendría de la tierra en que nació, en el valle del río Artibonite, la principal región agrícola de Haití. Pero sus esfuerzos se vieron frustrados a causa del deterioro de los sistemas de riego y a la falta de conocimientos sobre cómo mejorar la producción de sus cultivos.

     Sin embargo la situación está cambiando, no solo para Alexis, sino también para unos 40.000 agricultores del valle. El 2011 Haití inauguró un sistema de riego restaurado, el cual se compone de casi 30 kilómetros de canales reforzados con revestimiento de mampostería para dotar de un abastecimiento confiable de agua a los agricultores, de modo que puedan cultivar más arroz y hortalizas de alto valor. El proyecto, que cuenta con financiación del BID, tiene por objeto la protección, reparación y ampliación de la red de riego de Artibonite, la más extensa del país.

     Gracias a esta iniciativa, durante los tres últimos años la superficie de riego en Artibonite aumentó en 5.000 hectáreas durante la estación seca y 7.000 hectáreas durante la temporada de lluvias, lo cual ha permitido que más de 10.000 agricultores obtengan dos cosechas por año.

    A través del proyecto también se financiaron obras para proteger de la erosión las riberas del río Artibonite, lo que ha evitado que se produzcan mayores daños en los canales principales del sistema de riego de 28.000 hectáreas y de la represa de Canneau, donde el río entra a la red de canales. Por medio del programa también se financió la construcción de un puente de 86 metros sobre el cauce de alivio de Salée, el cual solía desbordarse durante la temporada de lluvias dejando aisladas del resto del valle a unas 40.000 personas.

     Se espera que el proyecto contribuya a aumentar los ingresos de los agricultores y que el incremento de la producción local allane el camino para que se reduzcan las importaciones de arroz, las cuales se estiman en cerca de 20.000 toneladas métricas por año.

     Además de las obras civiles, en el marco del programa también se impartió capacitación a unos 2.000 agricultores —entre ellos Alexis— sobre preparación de suelos, fertilización y riego adecuados para los cultivos de arroz y cebolla, y sobre selección y procesamiento de mejores semillas de arroz. Para facilitar la adopción de técnicas agrícolas más productivas, a través del programa se crearon dos parcelas experimentales en las que los agricultores locales pudieron comparar la manera en que las técnicas tradicionales y nuevas afectan la productividad. Los resultados de estos experimentos se difundieron a través de distintos talleres.

     Para Alexis, quien ha sido agricultora desde los 18 años de edad y en la actualidad preside una asociación de mujeres rurales de la región, el programa está convirtiendo sus sueños en realidad.

    “Para nosotros, el arroz lo es todo’’, señala. “Con este programa, estamos produciendo más. Tenemos más para alimentarnos y esperamos producir aún más”.

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