El secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, augura un otoño e invierno «movido» en movilizaciones en el campo ante la difícil situación por la que atraviesan los agricultores y ganaderos debido a las adversidades climáticas y los bajos precios de algunas campañas, que lastran la actividad.

Ramos ha recordado que hace más de dos décadas que no se vivía un año tan complicado en lo climatológico como este 2017, con heladas, sequía o tormentas que han provocado daños y caída de cosechas, que se complica por la situación de bajos precios en muchos sectores.

«Nos tememos que tendremos una presión muy fuerte en la medida que pase el tiempo y se dilaten las soluciones»

En este contexto, «si las administraciones no están en disposición de dar pasos para echar una mano a los agricultores, muchos de ellos no tendrán ni para cubrir costes de producción y para poder sobrevivir a un ejercicio tan duro; la situación es muy preocupante», ha advertido Ramos, en declaraciones a Efeagro.

Ha recordado que hace pocos días, se celebraba una movilización en Valladolid para reclamar ayudas al campo, «empieza a calentarse el ambiente» y, en suma, «nos tememos que tendremos una presión muy fuerte en la medida que pase el tiempo» y se dilaten las soluciones.

Ha apuntado que las perspectivas meteorológicas no son positivas para septiembre, con previsiones de pocas lluvias y temperaturas altas, lo que agravará la evolución del campo y de la ganadería.

«La situación hidrológica es tremenda porque la inmensa mayoría de las cuencas hidrográficas están sin agua para regar ya» y, si no llueve este invierno, correrá riesgo todo el regadío español para el próximo ejercicio, a lo que suma precios agrarios insatisfactorios.

Los cereales han tenido poca producción por la sequía y bajas cotizaciones, por ejemplo y, más recientemente, la campaña de fruta que está terminando es «un absoluto fracaso», aunque la inmensa mayoría de los agricultores no conocen ni tan siquiera cuál será el precio que recibirán en sus liquidaciones finales, lo que elevará «la tensión» en el sector cuando «las cuentas no salgan».

«Entendemos que, seguramente, el otoño y el invierno serán bastante movidos porque no se puede aguantar la presión de la gente», un descontento que conducirá a la movilización sindical, argumenta.

«La presión irá in crescendo y tendremos que estar preparados a nivel de comunidades autónomas y nacional» para las protestas, con el objetivo de reivindicar soluciones para la agricultura.

Todas las organizaciones y cooperativas estudian un documento conjunto para intentar marcar una posición sobre la PAC

En cuanto a otros asuntos prioritarios del inicio del curso agronómico, tras finalizar el período estival, UPA pone especial énfasis en el reto de la próxima reforma de la PAC post 2020.

«Estamos hablando con el resto de las organizaciones agrarias y de cooperativas para ver si hacemos un documento conjunto para intentar marcar una posición» que pueda defender después el Gobierno en este proceso, ha añadido Ramos, tras recordar las características y condiciones agronómicas y climáticas específicas de España.

Un documento «de consenso», en suma, que el Ejecutivo debería utilizar luego como base para la negociación de las perspectivas financieras de la UE y de las líneas «por donde tiene que ir» la próxima reforma para que no perjudique a los intereses españoles.

La organización agraria UPA también tendrá una participación activa en la consulta pública que ha lanzado la Comisión Europea sobre el funcionamiento de la cadena alimentaria, ha dicho Ramos.

«Hay que resolver la situación, porque a menudo los consumidores pagan precios muy altos en las grandes superficies por productos agrarios como las frutas mientras que los agricultores no cubren los costes», ha denunciado, asimismo, el secretario general de UPA.

Por otra parte, Ramos urge también que se logren consensos políticos para alcanzar cuanto antes un pacto nacional del agua, porque el problema de falta de agua se ha convertido ya en «estructural» porque afecta tanto a las zonas con problemas históricos -como Murcia, Almería o Levante- como al resto del país.

«Debe primar el sentido común», lanzando inversiones para la interconexión entre todas las cuencas, evitando así conflictos entre territorios, que permitan trasvases de agua «de norte a sur o de sur a norte» cuando sea necesario y siempre que haya recursos.

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