EFE.- El proyecto, que cuenta con el respaldo científico del departamento de Ecología de la Universidad de Jaén (UJA), pretende poner freno al "silencio" que han dejado en los campos de esta provincia tres décadas de una Política Agraria Común (PAC) orientada a incentivar la productividad por encima de todo.

   "Los agricultores hicieron lo que se les pedía: intensificaron sus explotaciones y sólo se dedicaron a producir. Y a más intensificación más pérdida de fundamentos ecológicos, y menos pájaros", explica José Eugenio Gutiérrez, delegado en Andalucía de SEO/BirdLife.

   Sólo en lo que se refiere a aves, los seguimientos de esta ONG desde finales de los 90 han revelado un dramático descenso en las poblaciones de especies emblemáticas del oriente andaluz.

   "Algunas, como el verderón o el jilguero, han caído hasta un 70 por ciento, y hay rapaces nocturnas, como el mochuelo, cuyas poblaciones han descendido en la última década un 40 por ciento", señala.

   Si los seguimientos hubieran comenzado antes, "la disminución hubiera sido aún mayor", sostiene Gutiérrez: "Si le preguntáramos a una persona mayor del campo, diría que donde antes se veían diez mochuelos, o diez tórtolas, ahora sólo hay uno".

   De otras, como la alzacola o los agateadores, hace tiempo que no hay rastro en los campos de Jaén.

   La transformación del paisaje agrícola jiennense que ha provocado esta manifiesta pérdida de biodiversidad queda al descubierto en una aplicación visual realizada por el departamento de Ecología de la UJA a base de superponer imágenes de los últimos 50 años.

   "El gran cambio se aprecia a partir de los años 80, cuando las estrategias de subvención empezaron a hacer rentables terrenos que antes no lo eran, y se fueron eliminando retazos de vegetación natural o cultivos de cereal para plantar olivos", indica Julio Alcántara, profesor de Ecología de la UJA.

   "Tras la entrada de España en el Mercado Común, la PAC duplica el precio de la aceituna, desatando una especie de fiebre olivarera. En sólo una década doscientas mil hectáreas de cultivos de cereal son reemplazados por olivos", sintetiza Gutiérrez.

   La superproducción ha traído consigo: acumulación de pesticidas, erosión, suelos menos fértiles, sobreexplotación de los recursos hídricos y/o desaparición de manchas de vegetación natural, y, por tanto, del hábitat de mamíferos, aves, insectos o anfibios.

   Pero, ¿Es posible devolver a los ‘olivos grises’ jiennenses, que describía Antonio Machado, los cantos y la vida con los que probablemente los conoció el poeta?

   El catedrático de Ecología de la UJA, Pedro Rey, asegura que el olivar tiene un gran potencial para albergar biodiversidad, por su naturaleza semiforestal; por ocupar amplias extensiones de una región como la Mediterránea, que es uno de los principales refugios naturales del continente europeo; y por contar con una biodiversidad específica adaptada al cultivo.

   Al delegado de SEO/BirdLife no le cabe duda de que sí es posible recuperar ese potencial, y de que se trata de algo tan simple como "volver a amueblar una casa que ha quedado casi vacía para que sea más apetecible para la vida".

   En ese sentido, el proyecto de esta organización impulsa un nuevo tipo de olivicultura "reconciliada con la vida, donde el olivarero se adhiera a unos planes de manejo para los olivares que contribuyan a recuperar biodiversidad".

   Esas acciones se verían recompensadas con la promoción y la comercialización del aceite producido en esos olivares bajo la marca "Olivares Vivos", que certificará que ese producto ha contribuido a detener uno de los problemas ambientales más graves del planeta: la pérdida de biodiversidad.

   Olivares Vivos, un proyecto que "pretende cambiar el concepto de producir cantidad a producir calidad", nace enfocado a las más de 200.000 hectáreas de olivar incluidas en la Red Natura andaluza, pero con el objetivo de que extender su halo de vida a todos los territorios donde se da este cultivo.

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