Mientras directivos de la empresa en España han rehusado hablar por el momento, Pérez ha explicado que han reconocido que se enteraron de la operación a última hora y no tienen más detalle, aunque sí mostró su desazón no sólo por la posible llegada de los nuevos acionistas chinos, sino de otras posibles empresas cárnicas internacionales.

  En este srntido, incluso ha apuntado que al tratarse de un cambio de accionariado superior al 30% se podría llegar a presentar una OPA por la totalidad de acciones y podrían entrar otros accionistas.

    Asimimo, Pérez ha reconocido que los representantes de los trabajadores no saben si el cambio de accionariado es "una amenaza o una oportunidad".

    Por su parte, el representante de UGT en el comité de empresa, Pablo Fraile, se ha mostrado más esperanzado y tranqulizador, al señalar que está convencido de que los cambios de accionistas no supondrán ningún problema para la compañía ni para sus trabajadores.

    Ha recordado que la empresa "funciona bien" y tiene beneficios, con un incremento de ventas próximo al 6 por ciento en 2012. Además, ha señalado que ya se han producido más cambios de accionistas en los últimos años y no han conllevado modificaciones en lo que se refiere a la producción y a la plantilla.

    El grupo Campofrío, con 29 plantas de producción en seis países europeos y más de 8.000 trabajadores, tiene 1.800 trabajadores en Castilla y León, unos 1.600 en la provincia de Burgos.

La venta de Smithfield Foods crea incertidumbre en EEUU

   
   
Por otra parte, la venta de Smithfield Foods, el mayor productor de carne porcina en el mundo, a la empresa china Shuanghui International, por casi 5.000 millones de dólares al contado, ha suscitado el escrutinio de los reguladores e incertidumbre entre los consumidores.

    Durante 87 años, la empresa con sede en Smithfield, una zona rural en el sureste de Virginia, ha llevado a millones de hogares estadounidenses sus legendarios productos, como el tocino, las chuletas de cerdo y salchichas ", bajo marcas tan prestigiosas como Smithfield, Farmland y Eckrich.

    Si los accionistas y los reguladores federales aprueban la operación, cifrada en unos 4.700 millones de dólares al contado -algo que podría ocurrir en cuestión de semanas-, Smithfield comenzará a saciar muy pronto el apetito de China, que ha cuadruplicado su consumo de carne en los últimos 30 años.

    Sería, además, la mayor adquisición de una empresa de EEUU por parte de otra procedente de China. Desde 2004, otras compañías del gigante asiático han adquirido empresas estadounidenses, como International Lease Finance, AMC Entertainment, IBM (su división de computadoras personales), e Intergen.

    Se calcula que, solo en la última década, empresas chinas han comprado cerca de 650 compañías en EEUU, por un importe cercano a los 25.400 millones de dólares, según datos de la cadena de radio pública NPR.

   

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