Que se llega mejor a viejo en el pueblo antes que en la ciudad es una impresión generalizada, pero falta la constatación científica para despejar dudas. Un estudio del campus universitario de Teruel pretende pasar de la impresión a la demostración.

«Envejecer en Aragón, ¿dónde y cómo? Análisis de factores predictivos del declive cognitivo en zonas rurales y urbanas de Zaragoza y Teruel» es el título del análisis. Tras esta larga denominación, se pretende resolver si en el medio rural es más probable llegar a anciano con una mayor reserva cognitiva. Para ello, se usarán parámetros basados en los hábitos, la alimentación o la calidad del aire.

La investigadora Caridad López Granero coordina esta investigación con la que busca confirmar si el tipo de vida rural genera «un escudo protector diferente» ante una enfermedad degenerativa, por ejemplo.

Según explica a Efe, el punto de partida es que hay una edad biológica, que no se puede cambiar, y otra edad cognitiva, la cual no tiene que corresponderse necesariamente con la anterior. En ésta intervienen distintos factores.

Valorarán elementos que puedan influir en si existe un envejecimiento más saludable en las zonas rurales

Con el apoyo económico de la Fundación Universitaria Antonio Gargallo de Teruel, el grupo de investigadores va a comenzar desde ya a contactar con un centenar de ancianos del mundo rural, en concreto en las comarcas del Maestrazgo y de la Sierra de Albarracín, y con otros tantos en el entorno urbano.

Valorarán elementos que puedan influir en si existe un envejecimiento más saludable en las zonas rurales.

«Entre ancianos no podemos valorar el deporte», apunta la investigadora, «pero sí cuestiones como la actividad física que supone salir a caminar» por el campo.

También se medirá si influye la macrobiota intestinal, es decir, la flora intestinal, al ser más habitual entre las personas del medio rural el consumo de productos ecológicos, así como la actividad intelectual.

Explica López Granero que aunque hay un mayor número de personas con formación universitaria en entornos urbanos, es posible que «hábitos como leer periódicos, las charlas o los corrillos de debate», más habituales en los pueblos, estimulen el intelecto.

Todos estos elementos se analizarán a través de una escala estandarizada realizada por investigadores de la Universidad de Almería, que colabora con el proyecto, así como del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York, que se encargará en sus laboratorios de la parte biológica.

El grupo de investigación cuenta con la colaboración de los trabajadores de las comarcas implicadas, así como estudiantes de psicología del Campus de Teruel y varios investigadores, que se encargarán, según su especialidad, de la faceta cognitiva. Igualmente, se tendrán en cuenta las relaciones sociales.

El proyecto está en la fase inicial de selección de las personas de estudio y a final de año esperan ya tener los datos de esa reserva cognitiva.

«A partir de ahí, iremos añadiendo variables, dependiendo de los resultados», ha avanzado la investigadora, como puede ser la longevidad, ya que «los sujetos más longevos suelen venir de zonas rurales».

Esto enlaza con otro elemento sobre el que la investigadora llama la atención: la mayor accesibilidad a la sanidad que existe en las zonas urbanas puede enmascarar la calidad de vida de los ancianos y el estado cognitivo en el que llegan a esa edad, lo cual es relevante ante una enfermedad neurodegenerativa.

El estudio es parte de un proyecto más ambicioso que está a la espera de contar con ayudas para su financiación y que quiere abordar la situación de la población de lo que se denomina la «raya ibérica», en la zona fronteriza entre Portugal y España.

(Texto: Elisa Alegre / Efeagro)

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