Rememorando al poeta Miguel Hernández con una de sus frases: “una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde”, miembros de la Plataforma No a la mina en el Valle del Corneja reivindicaron este fin de semana, en una concentración celebrada en la localidad abulense de Piedrahita, la valentía de sus ciudadanos al luchar para que la posible implantación de una mina de feldespato a cielo abierto no se lleve a cabo en sus tierras y donde dieron a conocer que un segundo expediente minero amenaza al Valle del Corneja.

Durante el evento, en el que contaron con la presencia de miembros de las plataformas No a la mina en la Sierra de Ávila y No a la mina en la Sierra de Yemas, realizaron un llamamiento a los alcaldes para luchar juntos en una problemática que afecta a todo el Valle del Corneja. Y es que si bien esta Plataforma había invitado a los ediles de la zona afectada por la mina, no todos estuvieron presentes. Por ello, les piden que ya que, en principio, han realizado recursos de alzada en contra de la mina, demuestren que su oposición es real, acudiendo a este tipo de actos a la hora de proteger a su tierra porque, tal y como recordaron, “defendemos la creación de un equilibrio racional entre la población rural y las empresas especuladoras que vienen de fuera”.

Un segundo expediente minero amenaza al Valle del Corneja

Hace menos de dos meses, los pueblos que forman parte de este valle: Tórtoles, Becedillas – con Casillas de Chicapierna-, Zapardiel de la Cañada y Bonilla de la Sierra – con sus anejos Cabezas de Bonilla, Pajarejos y Rivera de Corneja- , daban a conocer la aparición de un primer expediente, el denominado “Sonsoles número 1138”, por el que la empresa Transportes, excavaciones y hormigones Sonsoles S.L. había solicitado un permiso de investigación sobre una superficie de 54 cuadrículas mineras, en parcelas privadas, a finales del año 2014. Permiso que había sido concedido por el Servicio Territorial de Industria, Comercio y Turismo de Ávila y por el que dicha empresa puede hacer prospecciones en estas tierras en busca de feldespato.

Villatoro 1143 es la nueva amenaza que se cierne sobre los términos municipales de Bonilla de la Sierra, Casas del Puerto de Villatoro, Tórtoles y Becedillas. La solicitud del permiso de investigación de este expediente, presentado nuevamente por la empresa Transportes, excavaciones y hormigones Sonsoles S.L. fue admitido por el Servicio Territorial de Industria, Comercio y Turismo de Ávila el 30 de septiembre de 2015 y afecta a 78 cuadrículas.

Desde la plataforma confirman que, de momento, no conocen en qué fase se encuentra el mismo ya que, como ocurrió con el anterior expediente, los vecinos de estos pueblos no han sido informados por sus respectivos ayuntamientos de su existencia. La publicación de ambos en el Boletín Oficial de la Provincia fue su fuente de información.

Afirmaron que ya han solicitado el expediente Villatoro 1143, con el fin de ver los pasos que tienen que dar. En cuanto al expediente Sonsoles 1138, están a la espera, tras la presentación de 4.500 recursos de alzada, de una respuesta a los mismos en la que debería incluirse cómo el proyecto va a repercutir en en el Valle del Corneja y si el mismo es o no viable.

Perjuicios de una mina de feldespato a cielo abierto

Con la definición de qué es una mina de feldespato y cómo va a afectar a la población, flora y fauna, arrancaba un evento esperado por todos aquellos que todavía no habían podido informarse al respecto.

Las industrias del vidrio y la cerámica serán el destino final de este mineral. Un destino que tal y como recordaron, “no va a estar en la provincia de Ávila sino en otros lugares o países donde no se dará trabajo a los abulenses y, por lo tanto, ningún beneficio económico obtendremos del mismo”, apuntaron.

Los problemas de salud y medioambientales también salieron a la palestra. La tala masiva de árboles sería una de las graves consecuencias. Grave hasta el extremo, si se tiene en cuenta que el Valle del Corneja cuenta con un bosque de encinas centenario, de gran valor ecológico. “Esto causaría la pérdida de un ecosistema”, recordaron. A esto habría que unir el polvo que levantarían las voladuras o la trituración del mineral, algo que no solo contaminaría el aire sino también las aguas subterráneas. La escasez de agua sería otro de los males a achacar por el gran consumo que exigiría el tratamiento de este mineral.

Igualmente, la ganadería, la agricultura y el turismo rural también estuvieron presentes a través de aquellos que día a día dedican su esfuerzo y su vida a estos sectores.

“La incertidumbre que una mina a cielo abierto de feldespato puede suponer, merma nuestros ingresos”, adujeron, por la pérdida de las superficies productivas que esto conllevaría y, por lo tanto, mayores gastos de explotación”. Y todo ello sin contar con la salubridad de los productos, “de los que no se nos podría considerar responsables, ya que nosotros no somos los causantes del problema”, sostuvieron.

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