EFE.- Estas son algunas de las principales conclusiones de un trabajo que publica en portada la revista PNAS y a cuyas conclusiones se ha llegado gracias a las 3.070 muestras analizadas y recogidas en la Expedición Malaspina 2010, dirigida por el español Carlos Duarte.

Así, según este estudio, existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que coinciden con los cinco grandes giros de agua superficial en los que se organiza la circulación del océano global: el del Pacífico Norte, Pacífico Sur, Atlántico Norte, Atlántico Sur e Índico.

En 2010 se produjeron cerca de 280.000 toneladas de plástico, lo que supone un consumo promedio de 38 kilogramos por persona y año a escala planetaria. Aproximadamente el 0,1 % va a parar al mar.

Según este estudio, la cantidad global de plástico acumulado sobre la superficie de los océanos es de decenas de miles de toneladas.

Los principales residuos son polietileno y polipropileno, polímeros empleados en la elaboración de productos de uso diario como bolsas, contenedores de bebida y comida, utensilios o juguetes.

La acumulación de plástico en el Pacífico Norte era conocida por la comunidad científica, pero no la del resto (se estima que el Pacífico Norte acumula entre el 33 y 35 % del plástico global que se tira al mar, lo que podría deberse a la superpoblación de esa zona).

Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz (que lidera esta investigación), explica que las corrientes oceánicas transportan los objetos plásticos, que se resquebrajan en fragmentos cada vez más pequeños debido a la radiación solar, según una nota del CSIC.

Estos fragmentos, conocidos como microplásticos, pueden llegar a durar cientos de años y fueron detectados en el 88 % de la superficie oceánica muestreada durante la Expedición Malaspina.

Según el estudio de PNAS, "el problema de la contaminación por residuos plásticos tiene carácter planetario".

"Nuestros resultados sugieren que los pequeños peces (entre 1 y 10 centímetros) serían uno de los principales consumidores de este material, aunque ejemplos de ingestión de plástico existen en tortugas, aves, focas y hasta cachalotes", señala a Efe Cózar.

El problema de que los pequeños peces ingieran plástico es que ellos son la base de la cadena trófica -son presas habituales por ejemplo del atún o pez espada- , y "pueden estar acumulando contaminantes contenidos en estos materiales".

Cuando los grandes depredadores consumen grandes cantidades de estos peces, podrían estar también acumulando contaminantes, aunque esto es solo una posibilidad que se deriva del estudio y aún no existen evidencias empíricas, advierten los autores.

Además, la abundancia de fragmentos plásticos flotantes permite a muchos microorganismos ‘navegar’ sobre ellos y colonizar otros lugares.

Sin embargo, según Cózar, "la mayor parte de los impactos de la contaminación por plástico aún no se conoce".

En cuanto a la cantidad que llega al fondo marino y sus consecuencias, hay poca información: "Estamos empezando a tirar del hilo".

"Lo cierto es que antes de llegar a conocer el misterioso océano profundo -el mayor ecosistema del planeta- ya estamos alterándolo".

Para este científico, la situación es preocupante porque las previsiones es que el consumo de plástico aumente en las próximas décadas: "Necesitamos atajar de raíz el problema, que es la entrada masiva de plástico".

"Los océanos ya no son lo suficientemente grandes para esconder toda la basura plástica que generamos", lamenta.

Por su parte, Carlos Duarte afirma a Efe que la buena noticia es que la abundancia en la superficie es "mucho menor de la esperada" (cien veces menor), pero el reto es averiguar dónde está el resto de los plásticos que entran al océano, que cuantifica en un 99 %. 

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