El software, que estará terminado la próxima primavera, es un sistema de ayuda a la toma de decisiones basado en la formulación de un "modelo matemático de producción y rotación de cultivos que maximice la renta de la comunidad con un uso racional de los recursos disponibles", explica Pla.

    Y es que "el cambio climático ha variado los periodos de lluvias y ha incrementado la temperatura media, causando cierta desorientación en las costumbres" de la comunidad, según ha asegurado el profesor de la UdL.

    El primer paso ha sido evaluar indicadores como por ejemplo la tierra disponible, las variedades de cultivos, su productividad, los sistemas de regadío o el uso de fitosanitarios. De momento, el análisis de suelos y aguas realizado sobre el terreno "ha detectado malas prácticas y contaminaciones puntuales por la minería de la zona", destaca Pla.

Programa piloto de cara a otras comunidades indígenas


    En una etapa posterior, planificarán la homogeneización de parcelas y la rotación de cultivos. El proyecto también busca incrementar la carga ganadera de la comunidad aprovechando mejor los pastos y el uso del suelo.

    Más allá de la vertiente agrícola, este proyecto de cooperación plantea la posibilidad de incidir en otros aspectos para ayudar la población a superar la economía de subsistencia. Así, los expertos valorarán la comercialización de productos existentes o de nueva obtención, como la quinoa (pseudocereal de alto valor nutritivo).

    Si esta prueba piloto da buenos resultados, según la UdL, se podría extender a otras comunidades indígenas del país sudamericano.

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