La dietista Carrie Ruxton, co-autora del informe, ha explicado que "la carne ha jugado un papel central en la dieta humana y es ahora reconocida como una importante fuente de proteínas de alta calidad y micronutrientes esenciales. La investigación indica que incluso en países desarrollados, con un suministro de alimentos abundante, hay evidencia del bajo consumo de vitaminas y minerales esenciales que apoyan la salud a largo plazo. Hay que destacar que muchos de estos elementos están presentes en la carne roja, tales como hierro, vitamina A, vitamina D, selenio, magnesio, potasio y zinc”.

    En su opinión, "la integración de carne roja en la dieta en todo el espectro de edades, desde la infancia a la vejez, puede ayudar a reducir el desequilibrio con la ingesta recomendada. Además, hay pruebas de que los nutrientes que se encuentran comúnmente en la carne roja pueden jugar un papel en el desarrollo de la función cognitiva, la salud inmune, y tratar la deficiencia de hierro”.

   Por útimo indica que "las cantidades moderadas de carne roja magra proporcionan una amplia gama de nutrientes importantes, sin aumentar sustancialmente la ingesta de energía y grasa saturada. Cuando se consume en cantidades moderadas como parte de una dieta equilibrada, la carne magra es poco probable que aumente el riesgo de enfermedades crónicas sin embargo, proporciona una importante fuente de micronutrientes. Además, las personas que comen carne magra con regularidad tienden a comer más verduras, frutas, productos lácteos bajos en grasa y tienen una mayor ingesta de nutrientes en general, lo que sugiere que la inclusión de la carne roja no desplaza otros alimentos importantes ".

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