Hasta ahora, se sabía que una mayor i gesta de proteínas generaba más obesidad al llevare a cabo una peor alimentación, pero no se conocía por qué sucedía estos entre los bebés,  ya que prácticamente todos toman un mismo alimento: leche, aunque sea de distintas fuentes. Por eso los estudios se centraron en buscar qué componente era diferente y condicionaba los resultados futuros. Ahí es donde aparecieron las sospechas sobre las proteínas de los preparados lácteos.

   “La EFSA [Agencia Europea de Seguridad Alimentaria] permite que estas tengan en su composición desde 1,8 gramos por cada 100 kilocalorías de proteína a casi el doble, 3,5”, explica Javier Daroca, responsable científico de Nutrición Infantil de Nestlé.

     Este tipo de estudios ha llevado a los fabricantes a intentar ajustar sus contenidos al mínimo, para cumplir las necesidades nutricionales de los bebés evitándoles las complicaciones futuras. “La leche artificial suele tener hasta el doble de proteínas que la materna, aunque esta diferencia va a la baja”, indica Escribano.

(Foto: Archivo www.otromundoesposible.net )

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