Este parásito causa daños de consideración tanto en las hojas como en el fruto. Concretamente, decolora y deteriora las hojas hasta el punto de provocar su caída en algunos casos, mientras que en el fruto difumina su color y origina manchas de color plateado que terminan por depreciar su valor hasta el extremo de impedir su comercialización en fresco.

    “Nos encontramos, por tanto, ante la proliferación en nuestro territorio de una nueva plaga citrícola que, aparte de las pérdidas que va a originar en las cosechas, supone un sobrecoste añadido para los productores que tengan la desgracia de encontrarla en sus explotaciones porque deberán iniciar tratamientos con acaricidas para tratar de combatirla”, lamenta el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado.

Evidencia una falta de controles por parte de las autoridades

    En la Península Ibérica, el ácaro de Texas se detectó por primera vez en Portugal en 1999. Desde entonces el parásito se ha ido extendiendo lentamente. En España apareció en 2001 en diversas plantaciones de cítricos de la provincia de Huelva y desde allí se ha ido diseminando hasta convertirse este año en un nuevo y añadido problema para la citricultura valenciana.

    “La presencia y proliferación de esta plaga evidencia la falta de controles eficaces por parte de las autoridades a la hora de frenar la entrada de nuevas enfermedades en la agricultura”, señala Cristóbal Aguado.

     “Estamos cansados de denunciar esta situación –prosigue el dirigente agrario- pero la Unión Europea sigue mirando a otra parte y anteponiendo los intereses comerciales de los países del norte en detrimento de los intereses agrarios del sur. Si alguien lo duda, no tiene más que ver la permisividad con que la Comisión Europea trata a Sudáfrica a pesar de que ese país nos inunda año tras año con cargamentos de cítricos contaminados por un hongo tan letal como la macha negra sin que nadie ponga remedio”.

(Foto: Archivo gipcitricos.ivia.es)

      Este parásito causa daños de consideración tanto en las hojas como en el fruto. Concretamente, decolora y deteriora las hojas hasta el punto de provocar su caída en algunos casos, mientras que en el fruto difumina su color y origina manchas de color plateado que terminan por depreciar su valor hasta el extremo de impedir su comercialización en fresco.

    “Nos encontramos, por tanto, ante la proliferación en nuestro territorio de una nueva plaga citrícola que, aparte de las pérdidas que va a originar en las cosechas, supone un sobrecoste añadido para los productores que tengan la desgracia de encontrarla en sus explotaciones porque deberán iniciar tratamientos con acaricidas para tratar de combatirla”, lamenta el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado.

Evidencia una falta de controles por parte de las autoridades

    En la Península Ibérica, el ácaro de Texas se detectó por primera vez en Portugal en 1999. Desde entonces el parásito se ha ido extendiendo lentamente. En España apareció en 2001 en diversas plantaciones de cítricos de la provincia de Huelva y desde allí se ha ido diseminando hasta convertirse este año en un nuevo y añadido problema para la citricultura valenciana.

    “La presencia y proliferación de esta plaga evidencia la falta de controles eficaces por parte de las autoridades a la hora de frenar la entrada de nuevas enfermedades en la agricultura”, señala Cristóbal Aguado.

     “Estamos cansados de denunciar esta situación –prosigue el dirigente agrario- pero la Unión Europea sigue mirando a otra parte y anteponiendo los intereses comerciales de los países del norte en detrimento de los intereses agrarios del sur. Si alguien lo duda, no tiene más que ver la permisividad con que la Comisión Europea trata a Sudáfrica a pesar de que ese país nos inunda año tras año con cargamentos de cítricos contaminados por un hongo tan letal como la macha negra sin que nadie ponga remedio”.

(Foto: Archivo gipcitricos.ivia.es)

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