Los expertos del Instituto han detectado que las plantas crucíferas, que tienen tasas de crecimiento muy altas y cubren el suelo rápidamente, tienen dos utilidades muy importantes como coberturas vegetales.

   Por un lado, por sus raíces de gran tamaño son capaces de descompactar los suelos y por tanto favorecen la infiltración de agua y reducen la escorrentía, o corrimiento de tierras, responsable de la erosión, y por otro tienen la capacidad de combatir el hongo Verticillium dhaliae, por lo que ayudan considerablemente a evitar la verticilosis en los olivos, una de sus principales enfermedades.

   En cuanto a las gramíneas, desde el Ifapa también se desarrollan técnicas de implantación y manejo de esta especie vegetal, muy eficaz en el control de la erosión, aunque su tasa de crecimiento es más baja y  en su primer año aún no llega a proteger el suelo.

   Los investigadores de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente han iniciado una nueva vía de experimentación basada en evaluar la cobertura de musgos como alternativa a otro tipo de cubiertas vegetales en el olivar jiennense, gracias a un convenio entre Ifapa, ATPI Olivar y la Fundación Caja Rural de Jaén, cuyos resultados se conocerán el próximo año.

    Además, el Ifapa continúa colaborando en un proyecto de ámbito nacional basado en estudiar el comportamiento de diferentes especies y variedades de gramíneas y su adaptación a las condiciones agroclimáticas de Andalucía, con el fin de mejorar el material vegetal que luego se instale en el campo y ayudar a seleccionar las variedades óptimas para su registro en el ámbito europeo.

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