Ecologistas en Acción.-Las mujeres, niños y niñas de la Marcha Vive el Ebro, organizada por Ecologistas en Acción, salen y llegan en primer lugar en la etapa ciclista de hoy (Caspe-Mequinenza) como símbolo de las sociedades y grupos sociales más vulnerables al cambio climático, que requieren un reparto equitativo del acceso a los recursos y los sumideros del planeta.
La responsabilidad sobre el cambio climático no está igualmente repartida, ya que existe una minoría de sociedades (países enriquecidos industrializados) que se han beneficiado y se benefician de los privilegios que conlleva la sobreexplotación de los recursos fósiles y la saturación de los sumideros del planeta (atmósfera y océanos fundamentalmente). Esa situación provoca que las sociedades (y las personas, como las mujeres y l@s niñ@s) que menos han contribuido a la emisión de los gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático a lo largo de la historia (o lo han hecho mínimamente) estén sufriendo sus más graves impactos (y lo harán en el futuro), y que tengan más dificultades para acceder a los recursos mínimos para una vida digna.
Es evidente que la búsqueda de soluciones sociales al cambio climático debe apoyarse en el derecho de todos los habitantes del planeta a poder acceder y disfrutar de una parte equitativa del espacio ambiental mundial. Para ello, una parte de la población del mundo (la minoría de la que formamos parte) tendrá que apartarse del espacio ambiental que no le corresponde para que el resto pueda acceder al suyo. Pero también es justo que se salde la deuda contraída por los países industrializados con los países del Sur global a cuenta de la privación de recursos, el comercio desigual, los daños ambientales y la ocupación del espacio ambiental para absorber los residuos (gases).
Es la Justicia climática la que reivindica y exige que las desigualdades e injusticias generadas por el cambio climático sean saldadas y reparadas, más que por una cuestión de caridad por verdaderos motivos de justicia social.

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