Esta semana las mujeres nos hemos visto ninguneadas desde diversos ámbitos. Principalmente desde el político, algo anecdótico para nuestra Federación,  pero que no podemos dejar de denunciar. Ni una sola mujer al frente de los Ministerios del nuevo gobierno griego. Decepcionante manera de impartir una “nueva era política”. No hay democracia sin mujeres ni izquierda real sin nosotras. Mal ejemplo para el resto del mundo cuando los focos mediáticos trasladan con fuerza esas decisiones. España, por suerte, no es Grecia y, al menos en este ámbito, podemos sacar pecho.

     Y, entrando en nuestra materia, el mundo rural visto desde la óptica femenina, queda patente que queda mucho, muchísimo, por avanzar. Cuando distintos colectivos y partidos políticos analizan la situación de nuestros pequeños municipios, la nueva política rural y territorial, etc., buena parte de ellos se sigue olvidando de las peculiaridades, necesidades y propuestas dirigidas a las mujeres rurales.

    A nivel genérico, cuando hablamos de política rural, hablamos tanto de hombres como de mujeres. Ahora bien, cuando entramos a detectar problemas y a proponer soluciones, es necesario hacer el ejercicio de distinguir en función del género. Si no se hace ese ejercicio, las propuestas no ayudaran a mejorar la vida de nuestros pueblos. Seguiremos cayendo una y otra vez en los viejos errores que nada solucionaron.

    Es urgente que se apliquen políticas que fomenten el empleo de las mujeres que viven en estos territorios, necesario que tengan autonomía económica, accesibilidad a una formación que las ayude a desarrollar su presente y futuro, que cuando hablemos de conciliación familiar y laboral pensemos también en la corresponsabilidad del hombre o que no se abandonen los servicios e infraestructuras que anclan a las familias al territorio, por poner algunos ejemplos.   

    Estamos sin duda en la línea del  “Decálogo para una buena gobernanza en la Política Rural de la Comunidad Valenciana”, avalado por las universidades Jaume I de Castelló, Universitat de València, Universitat Politécnica de València y Universitat d´Alacant. Se trata de un documento básico bien analizado, que puede servir de punto de partida, y en el que habrá que profundizar en el sector femenino si queremos que sea resolutivo y efectivo.

    Las mujeres rurales no pueden ser como el Yogurt Griego, bandera del mundo rural pero sin representación real. No habrá desarrollo rural si no se cuenta con nosotras, como no hay revolución que se precie sin mujeres que la lideren.

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