Las diversas heladas ocurridas a lo largo del mes de abril han dañado fundamentalmente el cultivo del almendro con unos daños medios en el conjunto de zonas productoras de un 50% y unas pérdidas estimadas por LA UNIÓ de Llauradors superiores a los 14 millones de euros. Unas pérdidas que se suman a las ya detectadas en otras zonas de España.

Con esta situación la cosecha prevista posiblemente no llegará ni a las 3.500 toneladas de almendra en grano, cuando en la pasada ascendió a 6.500 toneladas. A las heladas cabe añadir la situación de sequía que se arrastra en el interior y que cabe confiar que se mitigue con las lluvias de los próximos días, según los datos de La Unió que no oculta su temor por unas pérdidas que puedenser muy cuantiosas.

Las elevadas temperaturas del pasado invierno provocaron un adelanto de la floración y la lógica preocupación entre los productores al ver que quedaba por delante una larga temporada con posibilidad de heladas y que podía pillar a los árboles en su fase más sensible. Desgraciadamente los vaticinios se han cumplido y las heladas de las últimas semanas han conllevado daños generalizados y abundantes en la práctica totalidad de las comarcas productoras de la Comunitat, excepto en las situadas más al norte de Castellón donde los daños son mínimos.

En un recorrido por esas zonas productoras se observa que aquellas parcelas situadas en las partes más hondas serán las más afectadas con daños cercanos según variedades del 100%. Al contrario que en otras campañas se detecta así mismo que las variedades más tardías serían las más perjudicadas, al venir las heladas en la fase más sensible para las mismas.

En muchas zonas los daños pueden acabar siendo prácticamente del 100% de la cosecha

En las comarcas de Castellón la situación es irregular dependiendo de las comarcas e incluso de poblaciones, cuanto más al norte los daños son menores, por ejemplo en el Maestrat o la Plana Baixa donde incluso esperan buena cosecha. La principal afección se encuentra en la comarca de la Plana Alta, sobre todo en las variedades más tardías porque la Marcona, muy extendida, ha aguantado mejor las bajas temperaturas por encontrarse en un estado fenológico menos sensible.

Por lo que se refiere a la provincia de Valencia, en la comarca de Utiel-Requena las heladas han sido generalizadas, fundamentalmente en hondos, cañadas y veredas, donde además de heladas hubo una escarcha prolongada que incrementó los daños hasta llegar en muchas de ellas hasta el 100%. En el resto de la comarca la media de afección será del 50%, predominantemente en la Llargueta que es la mayoritaria. Los cálculos de LA UNIÓ indican que habrá unas 300 hectáreas afectadas al 100% y alrededor de 1.000 al 50%. Los daños en Utiel-Requena podrían alcanzar unas pérdidas de 5 millones de euros.

En cuanto a las comarcas de Alicante; en El Comtat y L’Alcoià al igual que en la Marina Alta y Baixa no se aprecian daños de relevancia y se confía en obtener una buena producción. El peligro más evidente para los agricultores de esas zonas es la Xylella y el temor a que sus almendros se deban arrancar, circunstancia que aumentaría el malestar tras no haber cobrado aún las indemnizaciones de las parcelas ya arrancadas.

En la comarca del Vinalopó las variedades tempranas han tenido daños que pueden rondar entre el 20 y el 80%, según zonas. Las de media campaña como la Llargueta también se han visto afectada de manera desigual según la zona donde se encuentre, aunque en este caso los daños pueden llegar al 100% dependiendo de si se sitúan las parcelas en una zona más o menos helada. Las variedades tardías como la Marinada y Penta han sido las más afectadas y se han perdido en su totalidad en las zonas más bajas y expuestas a las heladas. En el resto de zonas menos frías los efectos no son tan evidentes y estamos a la espera de ver la magnitud en los próximos días. En general los daños de las zonas más bajas y frías serán cuantiosos, llegando incluso al 100%, mientras que en las zonas más cálidas los daños también serán importantes, pero sin llegar al 100%

En la zona de la Vega Baja, la preocupación no son las heladas sino la falta de agua que confían solucionar si llegan las anheladas lluvias. Al no llover prácticamente nada en los últimos meses las parcelas de secano podrían sufrir la falta de producción.

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