El guión oficial de los recortes en la PAC sigue con paso firme. Primero se filtra una amenaza del 30%, luego se rebaja sensiblemente del 5 al 10%, se deja caer un días antes de la propuesta el 6% y se presenta unas cuentas del 5% para que los Estados (en especial aquellos como España que no pierden tantos fondos generales de las cuentas europeas, al margen de la agricultura) puedan vender un logro de negociación previa y se da un margen para que, al final, todo quede en un 3,5 o un 4%, que parece poco pero que en el fondo va a ser un recorte más que drástico para las cuentas de agricultores y ganaderos.

Y es que, de forma paralela a estas cifras, se han ido ocultando otras. No se trata de que la CE quiera quitar un 5% a los fondos de la PAC, sino que además conlleva una pérdida del cuatro por ciento en el capítulo de los pagos directos a lo que se que hay que sumar, según las primeras estimaciones, una reducción del 15 por ciento de los fondos destinados a la política de Desarrollo Rural.

Las cuentas tiene trampa, porque según pasen los años las pérdidas para agricultores y ganaderos serán mayores por la inflación

Pero la trampa no está ahí sola, sino que, como señalan desde Asaja o desde COAG, aunque con cifras diferentes, hay que en cuenta la inflación a lo largo de todo el periodo presupuestario (estimada por la CE en el 2% anual), por lo que el recorte anunciado supondría una pérdida real de cerca del 17% de las ayudas.

Si se empiezan a sumar cifras, se ve que muchos casos las pérdidas que sufrirán agricultores y ganaderos puede alcanzar hasta cerca del 30% en los ingresos a medida que pasen los años y, lo peor, es que no se espera que estas cifras se puedan compensar ni con ayudas nacionales ni, por supuesto, con una subida de los precios en origen dado cómo está el mercado.

Eso sí, como alternativa a este negro futuro, desde la CE se viene vendiendo, sin concretar y con más filtraciones que realidades, un posible cambio dentro de la PAC para recortar las ayudas a las grandes explotaciones (se ha hablado de un máximo de 60.000 euros, pero también se ha negado este extremo) para que el reparto del menor dinero vaya a las pequeñas y medianas explotaciones.

Decía la ministra que la propuesta de la UE era un «buen punto de partida». O no se lo ha mirado bien o es que se cree todo lo que le cuentan y prometen. O que no puede quejarse porque España, en términos generales y al margen de la agricultura, no pierde tanto con estas cuentas europeas. En realidad, solo lo pierden los agricultores y ganaderos.

(Foto principal: euractiv.com)

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