Con el final de la campaña 2016-2017 en el sector lácteo, se cumplen dos años desde que desapareció el sistema de cuotas lácteas. Del triunfalismo de muchos en aquella época ahora queda muy poco. De por medio, hubo una de las peores crisis de precios que se recuerdan y que ha provocado que se cerrara más de 1.000 granjas en Galicia: de las 9.484 explotaciones en activo que había en abril de 2015, se ha pasado a las 8.475 que contabilizaron los últimos datos del sector, correspondientes a enero de 2017.

Además, según denuncia el Sindicato Labrego Galego (SLG), la crisis de precios que asoló la Unión Europea se hizo crónica en  las granjas en Galicia, donde se sigue soportando valores de los más bajos en Europa mientras en muchos países se recuperaron valores rentables. A pesar de que el precio medio en la Galicia se situaba en enero en los 30,3 céntimos por litro, la mayoría de las granjas en Galicia están percibiendo remuneraciones entre 26 y 28 céntimos. Muy lejos de los precios medios de países como Alemania (34,13), Francia (35,15) o Irlanda (35,85).

Sin ir tan lejos, el SLG recuerda que en comunidades vecinas como Asturias el precio medio está en 33,4 céntimos. Habría que ir a los Países Bálticos para encontrar precios semejantes a los gallegos, «pero allí los costes de producción son mucho más reducidos que en el Estado Español, donde el Ministerio de Agricultura sitúa el gasto por litro de leche en 34 céntimos. Es decir, seguimos vendiendo nuestra leche a pérdidas», denuncia la organización agraria.

La liberalización del sector acabará trayendo la deslocalización y las macrogranjas

El SLG lamenta que «en dos años sin cuotas, y con el acicate de la crisis, se podría esperar que los poderes públicos como el Ministerio de Agricultura o la Consellaría de Medio Rural llevaran a cabo políticas dirigidas a fortalecer nuestras granjas con la reducción de los costes de producción y la mejora de los precios. Pero el único que hicieron fue a redactar un Acuerdo Lácteo de buena voluntad que firmaron las industrias y las cadenas de distribución, junto con alguna organización agraria entre las que no estuvimos ni a COAG ni el Sindicato Labrador Gallego, que denunciamos desde lo primer día que el documento no comprometía ni obligaba a nada. Con las explotaciones cobrando por debajo de los 30 céntimos, las industrias imponiendo en los contratos las condiciones leoninas que se les peta y las grandes superficies comerciales utilizando la leche como producto reclamo al suyo antojo, el tiempo nos dio la razón».

En este sentido, desde el SLG se incide en que «las mismas políticas y los mismos políticos que se exaltan de una supuesta recuperación de precios en el sector, que en las granjas en Galicia seguimos sin ver, ahora aplauden la iniciativa de una empresa navarra que pretende construir una granja con 20.000 vacas de leche en Noviercas (Soria). Precisamente, el fin del sistema de cuotas liberalizó el sector, de manera que cualquiera puede producir leche libremente donde quiera. Si este modelo de granja se autoriza, será el principio del fin del sector lácteo gallego, pues 40 granjas de este tamaño, construidas en las inmediaciones de los grandes núcleos habitados del Estado, podrían producir la leche que produce ahora el sector lácteo español; solo quince, podrían sustituir las 8.475 explotaciones que quedan en Galicia.

El sistema de cuotas no era perfecto, pero la liberalización salvaje que ahora se impone es aún peor. De seguir por este camino, el sector lácteo gallego seguirá siendo lo más perjudicado, «hasta el punto de que ahora es posible que las industrias apuesten por deslocalizar para reducir costes, de manera que ni Galicia, ni su clima, ni sus pastos naturales, ni sus granjas, serían necesarias ya para suministrar de leche el Estado Españo»l.

Por eso, desde el SLG siguen reclamando la necesidad de hacer políticas públicas de control de la producción y de los mercados que garanticen precios dignos y una distribución racional y justa de la capacidad productiva de los diversos territorios. «El contrario, seguir con el sector liberalizado como hasta lo de ahora, supone rubricar la sentencia de muerte del sector lácteo gallego».

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