Primero fueron las frutas y hortalizas, luego la carne de cerdo, ahora el vino. Si algo hay que reconocer a los agricultores franceses es que tienen ‘buen gusto’ a la hora de elegir los mejores productos españoles.

La pena es que no los quieren para comer o beber (aunque seguro que alguno se habrá llevado algo a casa), sino para quemar. O para destruir, como han hecho ahora con esos 50.000 litros de vino nacional tirados al suelo en la ciudad de Sète, muy próxima a Marsella, en el sur de Francia, provocando, por cierto, unas imágenes que recordaban más a una ciudad acosada por una riada que a unos ‘heróicos’ agricultores galos defendiendo sus intereses.

Y como con la leche no pueden hacer nada, ya que la que les sobra la envían a España, ahora lo que preocupa es el cereal español. Y es que el cultivo de trigo en el país vecino va a ser un 30% menos que la media de los últimos 30 años, por lo que imagino que estarán enfadados y deseosos que España envíe algún cargamento de cereal (aunque sea una caja de Kellops de algún camionero para desayunar) pasa asaltarlo y quemarlo.

Y es que uno se pregunta qué harían los agricultores franceses si no tuvieran a España al lado. Su vida no tendría sentido.

 

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