La polémica abierta sobre la pureza racial del cerdo ibérico está tomando cada vez más unos tintes inesperados, no sólo por la repercusión mediática que está teniendo el reportaje del periódico alemán Süeddeutsche Zeitung, que hablaba de un fraude generalizado de hasta el 90% en el sector del ‘pata negra’, sino sobre todo por las reacciones que ha habido a su publicación. Y la más sorprendente ha sido la de Aeceriber (Asociación Española de Criaderos de Cerdo Ibérico) que en cuestión casi de horas ha pasado de aplaudir al Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente a responsabilizarle directamente de ser el causante de todos los posibles fraudes en el sector por culpa de una normativa que hasta hace nada respaldaba y ensalzaba abiertamente esta asociación.

Y el cambio empieza a ser tan brusco que desde Aeceriber se ha pasado de defender que la certificación de la pureza genética tuviera garantías y validez ‘a ojo’ (cuestión que también tenía el respaldo del Ministerio, como así lo aseguró el Gobierno en respuesta a una pregunta de Ciudadanos en el Congreso) a asegurar que “a partir de ahora los ganaderos que deseen registrar animales de origen desconocido en el archivo censal, tendrán que pagar y presentar una prueba de filiación genética molecular (análisis del ADN) del cochino en cuestión”, según declaró Elena Diéguez, al corresponsal en España del semanario germano.

Sin embargo, la materialización de este cambio de procedimiento se podrá comprobar realmente este próximo jueves 15, día que Aeceriber tiene anunciada su Asamblea General, y donde se supone que deberá ser ratificado por su junta directiva.

Este inesperado volantazo de Aeceriber, choca frontalmente además con los argumentos que la propia asociación ofreció en una nota pública, emitida a primeros de noviembre del año pasado, con el objetivo de contrarrestar el efecto negativo que estaba causando la andanada de acusaciones vertidas por la divulgación de la pregunta parlamentaria de Toni Cantó. Aeceriber aseguraba entonces “que la utilización de las técnicas de genética molecular (análisis del ADN) no es estrictamente necesaria en la incorporación de hembras en la sección aneja del Libro Genealógico, ya que los genes de cada raza se expresan en la conformación de los individuos y son detectables a simple vista por su experimetado personal”.

Aeceriber hace justo un lustro, aseguraba en otro comunicado de prensa que “debido a los cruzamientos indiscriminados entre la raza ibérica y la duroc, los caracteres morfológicos de los ejemplares alumbrados, en algunos casos se ocultan y podrían no apreciarse a simple vista por su experto personal, razón por la cual la aplicación de las técnicas de genética molecular sobre los animales pertenecientes al Libro Genealógico de la raza es una obligación de Aeceriber de cara a la veracidad del mismo y a la conservación de la raza (…)”.

Un desafío en toda regla, el planteado ahora por Aeceriber a la Administración central, por cuanto el Gobierno, –con participación directa del propio Mapama en la respuesta despachada a Cantó–, respalda y ratifica las inspecciones y calificaciones de la pureza genética simplemente a ojo y excluye a estas ‘dudosas madres reproductoras’ de la realización de cualquier análisis de su ADN parental, “las reproductoras de la sección aneja/auxiliar del Libro Genealógico de la raza ibérica no están obligadas a someterse a controles genéticos”.

«Se calcula que cuatro quintas partes de las hembras calificadas como de raza pura pasan al Libro Genealógico a través de la sección auxiliar y además se cree que no son genéticamente puras”  

Más contundente se mostraba el diario teutón, en torno a la procedencia de estas madres reproductoras y la estrategia seguida por la punteada asociación ganadera para su matriculación en una sección habilitada ex profeso en el año 2008, es decir 21 años después de la puesta en marcha del registro primario, y en la que actualmente hay empadronadas 431.000 hembras sin progenitores reconocidos y sin corroboración científica de su pureza racial.

“Aeceriber ha recibido últimamente muchas y duras acusaciones por haber creado un registro auxiliar dentro del propio archivo censal, en el que se están incluyendo ‘hembras de origen genético incierto’ mediante un sólo requisito, superar una inspección visual sobre determinadas partes de su anatomía: orejas, patas, cabeza, hocico, etc”.

Y el autor del reportaje precisaba, “que en los últimos años el número de hembras inscritas sin ascendientes conocidos ha superado con creces la totalidad de las reproductoras anotadas en la sección principal. Se calcula que cuatro quintas partes de las hembras calificadas como de raza pura (4 de cada 5) pasan al Libro Genealógico a través de la sección auxiliar y además se cree que no son genéticamente puras”.

En cuanto al diagnostico de la garantía racial de las reproductoras totalizadas en la sección aneja/auxiliar, el artículo profundiza en las conversaciones que el corresponsal del Süeddeutsche Zeitung en España ha mantenido con la secretaria técnica de Aeceriber, y al respecto desvela que “Elena Diéguez, admite que las reproductoras calificadas como ibéricas puras mediante la revisión visual no son de pura raza”.

ELENA DIÉGUEZ, DICE QUE EL TÉRMINO IBÉRICO PARA LAS PRODUCCIONES CRUZADAS ES INADECUADO Y ADEMÁS CONFUNDE AL CONSUMIDOR

Por otro lado, en un artículo firmado por Rafa Mezquita en elespanol.com, la secretaria técnica de Aeceriber acusaba al Mapama de estar detrás de todos los males que aquejan a la cabaña ganadera del autóctono cerdo de raza ibérica pura y a su sector productor.

Elena Diéguez explicó que desde el año 2001 Aeceriber se ha posicionado en contra del Ministerio de Agricultura por aprobar el término ibérico –que califica de inadecuado– para los productos obtenidos de los animales cruzados. Y estima que «su uso en estos elaborados cárnicos lleva a confusión al consumidor».

La secretaria técnica de Aeceriber, apuesta por recapacitar, ya que ve que aún hay tiempo para revertir la situación y no perjudicar la imagen y opciones de comercialización del conocido manjar, y advierte que el Ejecutivo debería asumir que hay diferentes tipologías de cerdo ibérico para no caer así en confusiones.

×